VATICANO - El Papa en el Ángelus: “el misterio de la Navidad, profecía de paz para todos los hombres”, compromete a los cristianos a ser en todo lugar “instrumentos y mensajeros de paz”

lunes, 21 diciembre 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – Retomando la invitación expresada por la liturgia, a dirigir la mirada a Belén, “la pequeña ciudad de Judea, testigo del gran evento”, el Santo Padre Benedicto XVI introdujo la oración del Ángelus del domingo 20 de diciembre, IV de Adviento, hablando de la Navidad ya cercana como “profecía de paz para todos los hombres” y compromiso para todo cristiano de ser anunciadores y promotores de la paz de Dios.
El Pontífice destacó el hecho de que existe “un designio divino que está precedido por la comprensión absoluta de tiempo y lugar de la venida del Hijo de Dios al mundo”. Se trata de un designio de paz, de la paz mesiánica, por la cual “Belén es también una ciudad-símbolo de la paz, en Tierra Santa y en el mundo entero”. “Lamentablemente, en nuestros tiempos –prosiguió Benedicto XVI–, ella no representa una paz alcanzada y estable, sino una paz buscada y esperada con ansias. Dios, sin embargo, jamás se resigna a este estado de las cosas, por lo cual también en este año, en Belén y en el mundo entero, se renovará en la Iglesia el misterio de la Navidad, profecía de paz para todos los hombres, que compromete a los cristianos a hacerse paso en medio de la cerrazón, los dramas humanos, frecuentemente poco conocidos o escondidos, y en medio de conflictos del contexto en el que vivimos, con los sentimientos de Jesús, para ser en todo lugar instrumentos y mensajeros de paz, para llevar amor donde hay odio, perdón donde hay ofensa, alegría y donde hay tristeza y verdad donde hay error, según las bellas expresiones de una conocida oración franciscana”.
Finalmente, el Santo Padre puso en evidencia que “hoy, como en los tiempos de Jesús, la Navidad no es una fábula para niños, sino la respuesta de Dios al drama de la humanidad en busca de la verdadera paz” y exhortó a los presentes diciendo: “debemos abrir de par en par las puertas para acogerlo. Aprendamos de María y de José: pongámonos con fe al servicio del designio de Dios, incluso aunque no lo comprendamos totalmente, confiémonos a su sabiduría y bondad”. (S.L.) (Agencia Fides 21/12/2009; líneas 25, palabras 392)


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