VATICANO - En el Ángelus Benedicto XVI expresó su deseo de que la Conferencia de la ONU sobre el cambio climático pueda ayudar “a identificar las acciones que ayuden a respetar la creación y a promover un desarrollo solidario, fundado en la dignidad de la persona humana y orientado al bien común”

lunes, 7 diciembre 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Mañana se abrirá, en Copenhague, la Conferencia de la ONU sobre el cambio climático, con la cual la comunidad internacional pretende contrarrestar el fenómeno del calentamiento global. Hago votos para que los trabajos en dicha Conferencia ayuden a identificar las acciones que ayuden a respetar la creación y a promover un desarrollo solidario, fundado en la dignidad de la persona humana y orientado al bien común”. Fueron las palabras pronunciadas por el Santo Padre Benedicto XVI al término del Ángelus, recitado con los peregrinos reunidos en Plaza San Pedro el domingo 6 de diciembre. “La salvaguardia de la creación –continuó el Papa– postula la adopción de estilos de vida sobrios y responsables, sobre todo hacia los pobres y las generaciones futuras. Desde esta perspectiva, para garantizar el éxito de la Conferencia, invito a todas las personas de buena voluntad a respetar las leyes puestas por Dios en la naturaleza y a redescubrir la dimensión moral de la vida humana”.
En su discurso, antes de la oración mariana, el Santo Padre puso en evidencia la abundancia de referencias a las autoridades políticas y religiosas en la Palestina de los años 27-28 d.C. puestas al inicio del pasaje evangélico del domingo: “Evidentemente el Evangelista quiere advertir a quien lee o escucha, que el Evangelio no es una leyenda, sino la narración de una historia verdadera, que Jesús de Nazaret es un personaje histórico insertado en ese preciso contexto. El segundo elemento digno de nota es que, luego de esta amplia introducción histórica, el sujeto se vuelve ‘la Palabra de Dios’, presentada como una fuerza que baja de lo alto y se posa en Juan el Bautista”.
Luego el Papa citó un comentario de San Ambrosio a este mismo texto evangélico: “la Palabra de Dios es el sujeto que mueve la historia, inspira a los profetas, prepara la vía del Mesías, convoca a la Iglesia. Jesús mismo es la Palabra divina que se hizo carne en el seno virginal de María: en Él Dios se ha revelado plenamente, nos ha dicho todo y nos lo ha dado todo, abriéndonos los tesoros de su verdad y su misericordia”.
“La flor más hermosa que ha germinado de la Palabra de Dios es la Virgen María – concluyó el Pontífice –. Ella es la primicia de la Iglesia, el jardín de Dios en la tierra. Pero, mientras que María es inmaculada, la Iglesia en cambio tiene continuamente necesidad de purificarse, pues el pecado afecta a todos sus miembros. En la Iglesia existe siempre una lucha entre el desierto y el jardín, entre el pecado que reseca la tierra y la gracia que la irriga para que produzca abundantes frutos de santidad. Oremos pues a la Madre del Señor para que nos ayude en este tiempo de Adviento a ‘allanar’ nuestros caminos, dejándonos guiar por la Palabra de Dios”. (S.L.) (Agencia Fides 7/12/2009; líneas 34; palabras 527)


Compartir: