ASIA/TAILANDIA - “Es siempre difícil encontrar a alguien que sufre gravemente que no hemos visto nunca”: la importancia de la formación misionera contada por un misionero del Pime

jueves, 3 diciembre 2009

Bangkok (Agencia Fides) – Se ha concluido hace poco, en la zona de Bangkok, un encuentro de tres semanas para la formación misionera de 12 seminaristas del Seminario mayor de Tailandia. Padre Adriano Pelosin, misionero del Pime desde hace años comprometido en el país, antes de partir hacia el Norte de Tailandia para guiar una decena de sacerdotes, religiosas y laicos a hacer una experiencia misionera de una semana, ha mandado a la Agencia Fides un informe en el que explica en que consiste la formación misionera y como se articulan las tres semanas
“La primera semana - ha escrito a Fides padre Pelosin – se ha centrado en los ejercicios espirituales, fundamentales para vencer el miedo producido por las esperanzas decepcionadas, el miedo de otro fracaso y la tentación de cerrarse en la propia insatisfacción, además del miedo a acercarse a los demás porque son diferentes de nosotros. El objetivo es vencer los prejuicios hacia las personas que no hemos conocido nunca de cerca y destruir los muros que hemos levantado para protegernos de quien es diferente. Hace falta dejarse reconciliar por Cristo y en Cristo, y llamar a todos a la reconciliación con Dios”.
“La segunda semana - continúa padre Adriano – se ha basado en los fundamentos bíblicos de la misión y en los documentos fundamentales de la Iglesia sobre la misión. Durante la tercera semana se han sucedido una serie de encuentros, partiendo de aquel con 600 hombres y 600 mujeres de un manicomio, durante el que los seminaristas han logrado, con cantos y danzas, hacerlos levantarse de tierra y bailar, hacerlos sonreír, iluminando sus rostros de luz nueva. Otro encuentro se ha tenido con chicos y chicas de tres centros penitenciarios para menores. Los seminaristas han logrado ponerse en contacto personal con los presos, (por crímenes de homicidio, venta de droga, robos, violación) y a hacerse contar sus penas. De esta experiencia han nacido proyectos de paz para muchos de los chicos que se encuentran en la misma situación, pero que no están en prisión”.
“Han nacido sentimientos de amor y comprensión del encuentro con algunos chicos mentalmente minusválidos que, gracias a los seminaristas, se han sentido importantes. Durante el encuentro con los niños huérfanos y abandonados por sus padres también los seminaristas han entendido que son alguien - subraya padre Adriano -. Salir de ellos mismos para dejarse abrazar por los niños ha sido el milagro de quien necesita extremo cariño y no tiene miedo de manifestarlo a quien lo necesita, pero tiene miedo de pedirlo. Ha sido también fundamental el encuentro con los habitantes de las chabolas, en particular con los enfermos de Sida. Por fin - concluye padre Adriano - el encuentro con los enfermos graves de corazón en un hospital ha sido una de las experiencias más duras. Es siempre difícil encontrar a alguien que sufre gravemente que no hemos visto nunca. Pero, también en este caso, la respuesta de los enfermos ha solucionado el titubeo y el miedo”. (AP) (3/12/2009 Agencia Fides)


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