ASIA/COREA DEL SUR - Cristianos y budistas firman una declaración conjunta para la abolición de la pena de muerte: “sostenemos en cualquier caso la completa eliminación de tal castigo extremo que no considera el carácter sagrado de la vida”

martes, 1 diciembre 2009

Seul (Agencia Fides) – “Toda vida llamada a existir sobre esta tierra es sagrada. La pena de muerte es para nosotros un 'homicidio de estado' que en nombre de la ley y la institución priva artificialmente un ser humano de su vida insustituible”. Inicia así el texto de la declaración conjunta para la abolición de la pena de muerte firmada por los cristianos y por los budistas coreanos, difundida por la Comunidad de San Egidio con ocasión de la octava Jornada Mundial “Ciudad por la Vida, Ciudad contra la Pena de muerte”, celebrada el 30 de noviembre. Corea, no habiendo ejecutado condenas a muerte en los últimos doce años, ha abolido la pena capital, “ahora - continúa la declaración - no queda otra cosa que su cancelación de derecho por parte de la Asamblea Nacional. Nosotros sostenemos en cualquier caso la completa eliminación de tal castigo extremo que no considera el carácter sagrado de la vida”.
Después de haber recordado los solemnes pronunciamientos de las Naciones Unidas y la Unión Europea para la abolición de la pena de muerte, los firmantes del documento subrayan: “Corea del Sur tiene que asumir un fuerte sentido de responsabilidad en la participación a tal corriente abolicionista de la comunidad internacional en cuanto país miembro del Consejo para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas”. Ya que ha sido demostrado ampliamente que la pena de muerte no tiene ningún efecto sobre la prevención del crimen, aflige que “se discuta todavía sobre el empleo o no de la pena de muerte y de una reanudación de las ejecuciones, cada vez que ocurra un crimen violento”. La declaración subraya que cuántos se manchan de un crimen cruento tienen que ser castigados severamente según cuánto prevé la ley, “hace falta sin embargo el esfuerzo de la sociedad para prevenir los crímenes, y hace falta también ofrecer la posibilidad de una expiación sincera y un despertar de la propia conciencia a los que se manchen con un crimen violento”.
La declaración se concluye con un llamamiento al gobierno, “para que deje de hablar de una reanudación de las ejecuciones y se comprometa más activamente para abolir la pena de muerte”, y a la Asamblea Nacional, para que se comprometa a aprobar en el curso de la actual legislatura, “la ley especial abolicionista que ya ha sido propuesta sucesivamente en las últimas tres legislaturas”.
El texto ha sido firmado en Seúl, el 26 de noviembre, del Presidente de la Conferencia Episcopal de Corea, Su Excelencia Mons. Peter Kang U-il, por la Iglesia católica; por las otras Iglesias Cristianas del Rev. O-Seong Kwon (Secretario general del National Council of Churches of Korea); por el Buddhismo del Ven. Ji Kwan, (Presidente del orden Jogye) y por el Budismo Won del Rev. Seong-Taek Lee (Secretario general). (SL) (Agencia Fides 1/12/2009)


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