VATICANO - “El Jubileo es también un tiempo especial que se nos ofrece para renovar el anuncio del Evangelio a los conciudadanos y para llegar a ser cada vez más una Iglesia que es comunión y misión”: Benedicto XVI en el Mensaje a los Obispos de Vietnam por el Año Jubilar

viernes, 27 noviembre 2009

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Me uno de todo corazón en la alegría y agradecimiento de los obispos de su país, a quienes tuve el placer de encontrar en junio pasado, y de todos sus diocesanos”, escribe el Santo Padre Benedicto XVI en el Mensaje enviado al Presidente de la Conferencia Episcopal de Vietnam, Su Exc. Mons. Pierre Nguyên Văn Nhon, Obispo de Dà Lat, con ocasión de la apertura del Año jubilar para la celebración del 350º aniversario de la creación de dos Vicariatos Apostólicos y del 50º aniversario de la institución de la jerarquía católica en el país. El Mensaje lleva la fecha del 17 de noviembre de 2009.
Recordando que la celebración jubilar se inauguró en la fiesta de los ciento y diecisiete Santos mártires de Vietnam, el Papa espera que el recuerdo de su testimonio ayuda a todo el pueblo de Dios “a activar su caridad, aumentar su esperanza y consolidar su fe, que la vida cotidiana a veces pone a prueba”. Entre los Santos mártires la figura de André Dung-Lac, durante este Año sacerdotal, sea de ejemplo para todos los presbíteros, para que vivan su sacerdocio “en una mayor fidelidad a su vocación, en la comunión, en la digna celebración de los Sacramentos de la Iglesia y en un apostolado dinámico e intenso”.
El Santo Padre recuerda asimismo el lugar de apertura del Año Jubilar: So-Kiên, en la arquidiócesis de Hà Nôi, sede del primer Vicariato apostólico del Viêt Nam y que conserva todavía vestigios preciosos de los Santos mártires como sus reliquias. “En este Año Jubilar, que este lugar tan querido para vosotros sea el corazón de una evangelización profunda que lleve al conjunto de la sociedad vietnamita los valores evangélicos de la caridad, la verdad, la justicia y la rectitud”.
Asimismo el Pontífice subraya que “el Año Jubilar es un tiempo de gracia propicio para la reconciliación con Dios y con el prójimo. Para ello, se deben reconocer las equivocaciones del pasado y del presente cometidas contra los hermanos en la fe y contra los hermanos compatriotas, y pedir perdón. Al mismo tiempo, también debe tomarse la resolución de profundizar y enriquecer la comunión eclesial y de construir una sociedad justa, solidaria y equitativa a través del diálogo auténtico, del respeto mutuo y de la sana colaboración. El Jubileo es también un momento especial ofrecido para renovar el anuncio del Evangelio a los conciudadanos y ser cada vez más una Iglesia de comunión y misión”.
En la parte conclusiva del Mensaje, el Santo Padre dirige un pensamiento especial a los religiosos y a las religiosas, esperando que “puedan seguir creciendo en Dios a través de la profundización de su vida espiritual en la fidelidad a su vocación y de un apostolado fructífero en el seguimiento de Cristo”, y a todos los fieles laicos vietnamitas: “están presentes en mi mente y en mis oraciones diarias. Que puedan participar de manera más profunda y activa en la vida y misión de la Iglesia”. Finalmente Benedicto XVI invoca el auxilio divino para los Obispos, para que “den testimonio con valentía y perseverancia de la grandeza de Dios y la belleza de la vida en Cristo”. Antes de impartir la Bendición Apostólica el Santo Padre concluye el Mensaje invocando a Nuestra Señora de La Vang, tan querida por los cristianos vietnamitas, para que acompañe a todos “con su ternura maternal durante todo este año”. (S.L.) (Agencia Fides 27/11/2009)


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