AFRICA/ RD CONGO -Testimonio de un misionero desde Goma: “La gente todavía tiene miedo, vive todavía como en tierra extraña, con desconfianza y angustia especialmente por las noches”:

jueves, 4 diciembre 2008

Goma (Agencia Fides) – “A pesar de que hace ya unos días que el interés informativo en los medios de comunicación por este rincón del mundo disminuyó mucho, el conflicto real se mantiene en la región del Kivu, en el Este de la República Democrático del Congo”, se lee en un testimonio enviado por el P. Juanjo Aguado, misionero jesuita español que esta desde el mes de agosto en Goma (República Democrática del Congo) a donde llegó para formar parte de una nueva comunidad del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) que iba a estar encargada de un proyecto de educación en Rutshuru.
“Sus habitantes, los habituales y los miles de desplazados que viven en los campos tratan de reponerse”, continua el jesuita. Así por ejemplo, el pasado lunes 24 de noviembre volvieron a abrirse las escuelas de la localidad de Rutshuru. Sin embargo, “la realidad de la apertura fue un fracaso”. Efectivamente “el lunes, en el colegio al que fueron más niños se encontraron con 5, en otras 1 ó 2, en casi todas, ninguno”. Según explica el sacerdote, esto se debe sobre todo al miedo: “La gente todavía tiene miedo, mucho miedo. Aunque no se han vuelto a repetir sucesos tan tristes como la masacre del 5 de noviembre los padres expresan el miedo a que sus hijos sean reclutados por la fuerza o que las niñas sean utilizadas como sirvientas o violadas. Ha pasado en los últimos años a gran escala, y sigue pasando por desgracia ahora. La gente vive todavía como en tierra ‘extraña’, con desconfianza y angustia especialmente por las noches”. Además, “algunas escuelas fueron utilizadas en las últimas semanas como campamentos militares y en las escuelas del proyecto del SJR se han producido el robo de los libros que los alumnos compartían en clase y el robo en el despacho del director”.
Por otro lado, en los últimos días el misionero jesuita ha visitado también el campo de desplazados de Kiwanja (localidad a 5 Km. de Rutshuru), con 6000 personas. Se encuentra a las puertas del cuartel de la MONUC (fuerzas de seguridad de la ONU). Según explica “las tiendas se agolpan unas con otras intentando aprovechar al máximo el poco espacio de explanada frente a la base militar. Es el único lugar donde sienten una ‘mínima’ (muy mínima) seguridad. Se trata en su mayoría de los desplazados que estaban en los campos desmantelados el 1 de noviembre en torno a Rutshuru y Kiwanja. Pese a que las nuevas autoridades hacen todo lo posible para que se vayan y vuelvan a sus hogares, la situación en sus antiguos (para algunos más de 2 años) pueblos es de inseguridad absoluta pues se encuentran en la zona donde siguen los combates”. En este campo, “no tienen agua y apenas nada de comida, porque como estos desplazados no son residentes reconocidos de Kiwanja, no pudieron aprovechar nada del reparto de comida que se hizo hace 2 semanas”, explica el jesuita. “Las ONGs están ahora gestionando con las nuevas autoridades el permiso para dar algo el próximo lunes – continua el testimonio - pero es complicado porque consideran que si se les dan cosas, luego no querrán volver a sus casas”.
“Es gente humilde y sencilla, que quiere volver a sus casas en lugar de tener que reparar cada día los palos que sostienen el plástico que les cubre. Gente solidaria y asustada. Gente que disfruta de la conversación y que no se regodea en las desgracias, sino que busca siempre indicios para la esperanza”, concluye el misionero. (RG) (Agencia Fides 4/12/2008)


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