Los genocidios del siglo XX

martes, 6 abril 2004

Roma (Agencia Fides) - El siglo XX, que los históricos han definido como “el siglo de los totalitarismos” pasará a la historia como el “siglo de los genocidios”. Son numerosos los intentos deliberados y sistemáticos perpetrados en diversas partes del mundo y en diversos periodos del siglo - por exterminar todo un pueblo, por eliminar las trazas lingüísticas, culturales y religiosas.
El genocidio de los judíos quedará como aquel por el que será trágicamente recordado el siglo XX en los libros de historia. Dentro del segundo conflicto mundial (1939-1945) se realiza en Europa la Shoa, el genocidio del pueblo judío. Seis millones de hebreos son exterminados por Alemania dirigido por Hitler, que subió al poder en 1933. El motivo ideológico fundamental es el racismo, entendido como afirmación de la superioridad del pueblo alemán, considerada como “raza pura arriana” contra el “enemigo hebreo”. La realización del proyecto fue posible por el hecho de que Hitler transformó Alemania en un Estado totalitario. La planificación científica de la masacre llegó a niveles aberrantes y deshumanos: una verdadera fábrica de exterminio. El racionalismo macabro de la ideología nacista llegó al punto de usar material orgánico (como cabello y prótesis dentarias de oro) de los cadáveres de las personas asesinadas en las cámaras de gas. Un Holocausto que la humanidad definirá “impensable e indecible” pero que se perpetró en el corazón de la civlizada Europa moderna.
Antes del genocidio hebreo, está el del pueblo armenio, que comenzó en los primeros meses de 1915, por voluntad del partido de los Jóvenes Turcos, oficiales nacionalistas del Imperio Otomano. El régimen planificó atentamente la eliminación de los Armenios que, el menos en un primer momento, vendrá camuflado bajo el nombre de “evacuación militar necesaria de las zonas de guerra”. En septiembre de 1915, el grueso del genocidio puede considerarse finalizado. Durante la deportación a los campos de exterminio del desierto de Siria perdieron la vida cerca de un millón y medio de armenios.
También en Medio Oriente, continua abierta la cuestión del pueblo curdo, “nación sin patria” pueblo establecido en territorios pertenecientes a Turquía, Siria, Irán e Iraq. Los curdos en los años de la feroz dictadura de Saddam Hussein sufrieron un intento de limpieza étnica incluso con el empleo de armas químicas. El ejercito iraquí desmoronó pueblos enteros con dinamita y buldózer, mientras que la población establecida en el norte de Iraq fue deportada a zonas desérticas, con el objetivo de eliminar a los curdos y eliminar sus tradiciones y su cultura. El intento de genocidio, que dejó miles de víctimas, fue parado gracias a la intervención de la comunidad internacional.
También fue grave por el número de muertos, uno de los genocidios más recientes, en la península indochina, el realizado por el régimen de los “khmer rojos”. El despiadado gobierno de Pol Pot, líder marxista muerto hace pocos años, está acusado de haber causado el genocidio de la propia población. De 1975 a 1979 cerca de dos millones de camboyanos perecieron de hambre, enfermedad, por las violencias y las ejecuciones de los fanáticos revolucionarios maoístas que gobernaban Camboya.
También los pueblos de China han sufrido masacres de origen ideológico: el menos 48 millones de chinos cayeron bajo el régimen de Mao entre el “Gran salto alante”, las purgas la revolución cultural y los campos de trabajo forzado de 1949 a 1975.
La misma suerte sufrieron en el periodo entre 1965-67 casi un millón de comunistas en Indonesia dominada por el régimen de Suharto, eliminados de forma deliberada por las fuerzas gubernativas indonesas mientras que entre 1974 y 1999 fueron eliminados por grupos paramilitares filo-indonesios 250.000 personas de la población de Timor-Este.
En la larga lista de genocidios realizados por razones político-ideológicas se encuentra también el sufrido en Sudan por 1,9 millones de cristianos y animistas, muertos debido al bloqueo impuesto por el gobierno de Jartum a la llegada de ayudas humanitarias destinadas al Sur de Sudan. Y los verificados en América Latina donde, desde la Revolución mexicana los “desaparecidos” víctimas de las dictaduras militares del siglo XX, se estiman en un millón, víctimas de las violencias del Estado de los regímenes sudamericanos. Además solo en la Amazonia, se calcula que son casi 800.000 los indios muertos en un siglo por la violencia y abusos sufridos.
No se puede tampoco olvidar el caso de los aborígenes australianos. Según la reconstrucción histórica, ya a partir de finales del siglo XIX los indígenas nativos de la región Tasmania, fueron sistemáticamente asesinados como bestias, envenenados o “dispersados” con la protección de las autoridades gubernativas.
Haciendo un salto en el pasado más lejano, el caso de los aborígenes recuerda uno de los genocidios más antiguos de la edad moderna: el genocidio de los pieles rojas de Norteamérica. A comienzos del siglo XVI, cuando llegaron los primeros europeos, Norteamérica estaba habitada por cerca de un millón de pieles rojas, agrupados en 400 tribus y en cerca de 300 familias lingüísticas. El extermino del pueblos indios fue realizado sobre todo por los ejércitos americanos e ingleses que para extenderse por el país echaron a los nativos americanos de sus tierras y propiedad realizando una verdadera masacre sin respetar ni siquiera mujeres ni niños. En la actualidad los indios ya no forman una nación; parte de ellos se han integrado completamente en la civilización blanca y otra parte viven en reservas esparcidas por el territorio estadounidense y canadiense.
En muchos otros episodios de asesinatos en masa los historiadores hablan de “masacres genocidios” incluso en la historia de nuestros días: la situación de los Balcanes en Europa; en Asia los casos de Tibet, India, Bangladesh, Myanmar, Indonesia, Timor Este, Sri Lanka, Laos, Vietnam; en Africa las masacres realizadas en Nigeria, Sudan, Ruanda, Burundi, Uganda, Guinea Ecuatorial y Etiopía; los estragos de Guatemala, El Salvador, Colombia, Argentina, Paraguay y Brasil. Todas violencias realizadas de forma muy extendida que recuerdan como nuestra época no está libre del peligro del genocidio. (PA) (Agencia Fides 6/4/2004 Líneas: 71 palabras: 987)


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