AFRICA/SUDÁFRICA - El Presidente sudafricano Mbeki condena la violencia contra los inmigrantes

lunes, 26 mayo 2008

Johannesburgo (Agencia Fides) - Sudáfrica continúa interrogándose sobre la violencia que ha tomado como principales víctimas a los inmigrantes, lo que el Presidente Thabo Mbeki ha definido “una desgracia absoluta” y actos de “una inhumanidad sin precedentes”. ¿Será talvez una especie de honda de xenofobia por parte de una población exasperada por las dramáticas condiciones de las township? ¿O será la acción de grupos criminales? ¿O estamos talvez frente a un proyecto político dirigido a condicionar las elecciones presidenciales del 2009 o al tentativo de hacer “limpieza” en vista del Mundial del 2001?
La prensa sudafricana se plante varias interrogantes, pero es difícil encontrar respuestas. Incluso el número de inmigrantes presentes en el país es incierto. Según la Comisión para los Asuntos Internos del Parlamente sudafricano los inmigrantes son 4 millones, de los cuales sólo 40 mil tienen es status de refugiados. Otras fuentes en cambio afirman que estas cifras quedan cortas: de 6 a 6 millones y medio de extranjeros.
La honda de violencia que afectó a las township de Johannesburgo y luego se extendió a las áreas de Durban y Ciudad del Cabo no han tenido en la mira solamente a los extranjeros: también algunas etnias sudafricanas han sido víctimas de los asaltos de bandas que muchos describen como organizadas. Algunos exponentes de la política local hablan abiertamente de violencia creada de manera intencional para destruir el País. Un virus que podría haber sido inoculado por quien quiere condicionar las decisiones del próximo gobierno, según lo afirmado por el jefe del servicio de inteligencia interna (ver Fides 23/5/2008).
Si así fuese, quien está tratando de alimentar el conflicto ha encontrado en las township un terreno fértil. Según los testimonios recogidos por la prensa local, en efecto, los sudafricanos todavía perciben las consecuencias terribles del apartheid. Un inmigrante mozambiqueño que vive en Sudáfrica desde hace 9 años, entrevistado por “Mail and Guardian”, afirma que “los negros sudafricanos no conocen África. Han sido aislados por el apartheid y tienen un terrible complejo de inferioridad. Piensan que nuestra piel es demasiado oscura y nos llaman “Amakwerekwere”. En efecto, los inmigrantes, sobretodo aquellos provenientes de Zimbabwe, son mucho más emprendedores que los sudafricanos: hablan un inglés excelente (y por ello son preferidos por las empresas) y tienen un fuerte espíritu emprendedor. El relativo éxito económico de estas personas ha creado resentimiento entre los sudafricanos más pobres. ¿Pero es esto suficiente para que se desencadene la violencia? Algunos indicios, por ello, parecerían apuntar a que los asaltos proviniesen de bandas organizadas y es un hecho que la policía en un primer momento se mostró ineficiente en reprimir el fenómeno en su etapa incipiente, que por lo demás había sido ya anunciado por los servicio secretos.
Si existe una “tercera fuerza” latente, como ha declarado el director del servicio de inteligencia, refiriéndose a las operaciones de desestabilización concebidas por los duros del régimen en la época del apartheid en 1994 durante el pasaje hacia la democracia, se hace necesaria una toma de posición clara y firme por parte de las fuerzas políticas. La condena del Presidente Mbeki es sólo un primer acto, al que deberán seguir otros, como lo piden los otros países africanos (como Nigeria y República Democrática del Congo).
La honda de violencia ha provocado 50 muertos, cientos de heridos, 35 mil desocupados, entre los cuales se cuentan a 15 mil mozambiqueños que han tenido que regresar a su país. (L.M.) (Agencia Fides 26/5/2008; líneas 44, palabras, 578)


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