EUROPA - Si los hechos de la vida se sustraen de la política

jueves, 27 marzo 2008

Roma (Agencia Fides) - Decía Gandhi que en la democracia ningún hecho de la vida debe sustraerse a la política. Tenía razón. La unión entre vida y política existe. Es estrecha e ineludible. En algunos casos que se dan por ejemplo en Europa, la política en cuanto tal tiende a eliminar del debate, confiándolos a la conciencia individual, temas como el aborto, la natalidad, la eutanasia, las uniones de hecho, la identidad sexual. Cuando esto sucede, la política asume una enorme responsabilidad, puesto que evitar la discusión sobre temas éticamente sensibles significa negar el diálogo, que en la democracia debería ser público. Actuando así, la política renuncia también a su tarea principal, que es la del servicio por el bien común. En otros casos, la política realiza opciones que tienden a cambiar en modo profundo, desde el punto de vista antropológico, la condición del hombre en la sociedad.
Dejemos que los hechos hablen. Tomemos por ejemplo el caso del aborto. En mayo del 2007, la Red Europea del Instituto de Política Familiar (IPF) presentó al Parlamento Europeo un reporte elaborado por un equipo multidisciplinar de expertos que reúne estadísticas e informaciones de organismos internacionales reunidas en los años que van de 1980 al 2005. Del reporte emergía que cada 25 segundos se consuma un aborto en Europa (27 países), donde cada año son cerrados tres colegios por falta de niños. En el 2004 la cifra de abortos ha sido de 1.235.517, equivalente a un promedio de 3385 al día. Han sido abortados el 19,4 % de los embarazos, un niño cada cinco. El aborto es la primera causa de mortalidad en Europa y ya cuenta con más víctimas que las enfermedades cardiacas, las cardiovasculares, que los accidentes automovilísticos y que los suicidios.
¿La natalidad? Entre 1994 y el 2006 la población europea ha crecido en 19 millones de personas. El aumento, igual al 69%, se ha debido a la presencia de quince millones de migrantes, y no por el crecimiento natural. En el 2006 han sido registrados 5,1 millones de nacimientos, iguales al 1,1%. El reporte calcula que a partir del 2025 en Europa comenzará a disminuir el número de habitantes. ¿Envejecimiento? Mientras en 1980, existían más de 36 millones de niños más respecto a las personas ancianas, en el 2004 los ancianos superaban a los jóvenes menores de 14 años, con una disminución de 23 millones de jóvenes en 25 años. España (con el 44% menos), Portugal (40%), Italia (37%) son los países que han perdido el mayor número de jóvenes entre 1980 y el 2005.
¿Gastos sociales? Del 27% del PIL que en promedio Europa destina a los gastos sociales, solo el 2,1% va a favor de las políticas familiares, que no son consideradas prioridad. Mientras Luxemburgo, Dinamarca, Suecia e Irlanda, destinan en promedio 1400 euros por persona al año para las políticas familiares (tres veces más que el promedio europeo), Polonia, Lituania, Letonia, Malta y España destinan 82 euros. El reporte evidencia que España, Italia, Portugal y Grecia son países que ayudan menos a la familia, lo que significa también hacer aumentar el riesgo de pobreza de los más pequeños, “porque el impacto de la ayuda a las familias -afirma el reporte- no sirve solo a consentirles ejercitar el derecho de tener los hijos que quisieran, sino que también influye en modo decisivo sobre la situación de los menores”.
¿Hijos nacidos fuera del matrimonio? Cada año, alrededor de dos millones, uno de cada tres. ¿Matrimonios? En 25 años, el número ha disminuido en 692.000, con una pérdida del 22,3%. ¿Divorcios? Desde 1990 al 2005, han sido 13.753.000, con un aumento del 50%, involucrando 21 millones de hijos. El documento “Nuevas estrategias de la Unión Europea para el sostenimiento de la Pareja y Matrimonio”, aprobado por la Comece (Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea) en noviembre del 2007, evidencia como las crisis familiares generan pobreza para los niños obligados a vivir en familias de un solo padre, para las mujeres que son cabeza de una de estas familias en el 85% de los casos, para los ancianos y discapacitados que tienen menores posibilidades de asistencia y para quienes aumenta la dependencia de los mecanismos de protección social. Por esto, afirma el Documento, la alta tasa de divorcios en la Unión Europea debería preocupar seriamente a los políticos.
Frente a estos hechos, la política europea, ¿qué hace? Continúa siendo reticente, dispensa reclamos genéricos, o opta contra la vida. Si la política es cultura - como lo es, porque es vida - es necesaria una nueva política cultural continental a favor de la familia, valerosa, hay que decirlo, que esté abierta a la vida. (S.G.) (Agencia Fides 27/3/2008; líneas 48, palabras 734)


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