VATICANO - Misión y comunión. Las “coordenadas” de León XIV a la Curia Romana

lunes, 22 diciembre 2025 evangelización   misión   papa león xiv  

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Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – La Iglesia «es, por naturaleza, extrovertida, abierta al mundo, misionera». Y la «misión de Jesús en la tierra, que se prolonga por el Espíritu Santo en la misión de la Iglesia, se vuelve criterio de discernimiento para nuestra vida, para nuestro camino de fe», así como también para «las praxis eclesiales», incluidas aquellas que se llevan a cabo en los Dicasterios y en las oficinas de la Santa Sede. Lo ha recordado hoy el Papa León XIV en el discurso pronunciado en el Aula de las Bendiciones del Palacio Apostólico durante el tradicional encuentro prenavideño -el primero de su Pontificado- con sus colaboradores más cercanos de la Curia Romana, para el intercambio de los saludos de Navidad.
Un discurso -el del Obispo de Roma- tejido en torno a «dos aspectos fundamentales de la vida de la Iglesia: la misión y la comunión», que ha tomado como punto de partida algunas citas de la Exhortación apostólica Evangelii gaudium, el “documento programático” del Papa Francisco, definido por el Papa Prevost como «mi querido predecesor».

La misión de la Curia para la misión de la Iglesia

La Iglesia -ha subrayado el Obispo de Roma- «ha recibido de Cristo el don del Espíritu para llevar a todos la buena nueva del amor de Dios». Ella misma es «signo vivo de este amor divino por la humanidad», y existe «para invitar, llamar y reunir al banquete festivo que el Señor prepara para nosotros».
En la Evangelii gaudium, el Papa Francisco había invitado a toda la Iglesia a ponerse en «estado de misión». El dinamismo misionero -ha recordado el Papa León- brota de la fuente del misterio de la Trinidad y del hecho de que Dios mismo, en Cristo, ha venido «a buscarnos». La llamada a la conversión misionera de todas las estructuras -ha reiterado el Pontífice- vale también «para el servicio que llevamos adelante en la Curia Romana». Tales estructuras «no deben entorpecer, detener la carrera del Evangelio o impedir el dinamismo de la evangelización». Y el trabajo de la Curia Romana está llamado a «promover la solicitud pastoral al servicio de las Iglesias particulares y de sus pastores». «Necesitamos -ha pedido el Papa Prevost- una Curia Romana cada vez más misionera, donde las instituciones, las oficinas y las tareas estén pensadas atendiendo a los grandes desafíos eclesiales, pastorales y sociales de hoy, y no sólo para garantizar la administración ordinaria».

La comunión que florece de la gracia

En la vida de la Iglesia -ha continuado el Papa León- «la misión en la vida de la Iglesia está estrechamente ligada a la comunión», que también florece como don del Hijo de Dios, de su acción en la historia iniciada con el misterio de la Navidad.
En realidad -ha reconocido el Pontífice- incluso “ad intra”, en el entramado eclesial, la comunión representa siempre una «tarea urgente». A veces, «detrás de una aparente tranquilidad, se agitan los fantasmas de la división», con la tentación de «oscilar entre dos extremos opuestos: uniformar todo sin valorar las diferencias o, por el contrario, exasperar las diversidades y los puntos de vista en vez de buscar la comunión». Así, en las relaciones interpersonales, en las dinámicas internas de las oficinas y de los roles, o al abordar cuestiones relativas a la fe, la liturgia, la moral u otros ámbitos, «se corre el riesgo de ser víctimas de la rigidez y de la ideología, con las contraposiciones que ello implica».
«Pero nosotros -ha recordado el Pontífice- somos la Iglesia de Cristo, somos sus miembros, su cuerpo. Somos hermanos y hermanas en Él. Y en Cristo, aun siendo muchos y diferentes, somos uno: “In Illo uno unum” ».
«Estamos llamados también, y sobre todo aquí en la Curia -ha proseguido el Pontífice-, a ser constructores de la comunión de Cristo, que pide configurarse como Iglesia sinodal, donde todos colaboran y cooperan en la misma misión, cada uno según el propio carisma y el rol recibido». Y, sin embargo, sucede que «después de muchos años ofrecidos al servicio de la Curia», notamos con desilusión la permanencia de «algunas dinámicas vinculadas al ejercicio del poder, al afán de sobresalir, al cuidado de los propios intereses, les cuesta cambiar», hasta el punto de que cabe preguntarse: «¿es posible ser amigos en la Curia Romana, tener relaciones de amigable fraternidad?».
En cambio -ha continuado el Pontífice- «en el esfuerzo cotidiano es hermoso cuando encontramos amigos en quienes poder confiar, cuando caen máscaras y engaños, cuando las personas no son usadas y pasadas por encima, cuando hay ayuda mutua, cuando se reconoce a cada uno el propio valor y la propia competencia, evitando generar insatisfacciones y rencores».
Así, la comunión en la Iglesia puede convertirse en «un signo también ad extra», en un mundo «herido por discordias, violencia y conflictos», donde los cristianos están «llamados a ser fermento de fraternidad universal, entre pueblos distintos, religiones diferentes, entre mujeres y hombres de toda lengua y cultura».
Tras recordar brevemente el Jubileo ya próximo a su conclusión y los importantes aniversarios eclesiales celebrados durante el año jubilar (los 1700 años del Concilio de Nicea, los 60 años del final del Concilio Vaticano II, los 50 años de la promulgación de la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi del Papa Pablo VI), León XIV ha concluido citando una frase del teólogo luterano Dietrich Bonhoeffer, asesinado por los nazis, sobre el misterio de la Navidad: «Dios no se avergüenza de la bajeza del hombre, entra en él […]. Dios ama lo que está perdido, lo que nadie considera, lo insignificante, lo marginado, débil y abatido».
(GV) (Agencia Fides 22/12/2025)


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