Port Moresby (Agencia Fides) – La canonización de Peter To Rot, primer santo de Papúa Nueva Guinea, representa «un momento de alegría y orgullo para todos los misioneros» de Oceanía, ya que confirma que «su sacrificio, su compromiso y su dedicación han dado y siguen dando frutos». Así lo ha declarado a la Agencia Fides el padre Christian Sieland, director nacional de las Obras Misionales Pontificias (OMP) en Papúa Nueva Guinea, tras el anuncio oficial de la fecha de canonización del beato, prevista para el 19 de octubre de 2025 (véase Fides 31/3/2025).
Peter To Rot, laico y catequista, murió en prisión en 1945 tras ser arrestado durante la ocupación japonesa en la Segunda Guerra Mundial. Su figura, señala don Sieland, «es de inspiración para la Iglesia universal, porque encarnó profundamente las enseñanzas de Cristo». El director de las OMP describe también cómo las comunidades católicas del país están preparándose espiritualmente para vivir este momento de fe. En particular, subraya el valor que tiene para los catequistas locales -figura clave en la transmisión de la fe en Papúa- ver reconocido como santo a uno de los suyos: «Sin los catequistas, hoy Papúa no podría considerarse una nación cristiana», afirma.
-¿Cómo está viviendo la comunidad católica el anuncio de la canonización?
-La comunidad católica está viviendo este anuncio con gran alegría y entusiasmo. Desde hace muchos años, los fieles de Papúa Nueva Guinea rezan por la canonización del beato Peter To Rot. En países como Italia, Polonia o España, la gente asiste regularmente a la canonización de un compatriota, y con el tiempo estas noticias ya no suscitan el mismo entusiasmo. Pero para nuestro país, Papúa Nueva Guinea, la canonización de To Rot es un momento histórico, porque será nuestro primer santo local. Para toda la región del Pacífico, To Rot se ha convertido en un héroe de la fe y un modelo a seguir, cuya vida y virtudes son fuente de inspiración para muchas generaciones. Por eso, todos esperamos con gran alegría y entusiasmo la canonización de nuestro primer santo local.
-¿Qué significa la canonización de To Rot para los misioneros de la isla?
-Sin duda, es un gran momento de alegría para todos ellos. En menos de 150 años, desde los “pioneros” hasta los que están actualmente en activo, los misioneros han seguido el gran mandato de Cristo: Id por todo el mundo y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Peter To Rot fue martirizado cuando no se habían cumplido aún los 60 años desde que el Evangelio fuera anunciado por primera vez a su pueblo, los Tolai. Su vida ejemplar como estudiante cristiano -que había considerado el sacerdocio- y luego como catequista, su compromiso con su esposa y su familia en una sociedad polígama, demostraron que el sacrificio y la dedicación de los primeros misioneros, no solo para sembrar la Palabra, sino también para formar personas responsables, concienzudas y virtuosas, realmente dieron buenos frutos en la vida de muchas personas. El ejemplo más extraordinario de un hombre responsable, con conciencia y virtuoso fue precisamente To Rot, que abrazó el Evangelio y quiso que la Luz del Evangelio penetrara y transformara su cultura, la vida y los corazones de su pueblo. Por lo tanto, podemos decir que esta canonización es un momento de alegría y orgullo para todos nuestros misioneros, porque es la prueba de que su sacrificio, su compromiso y su dedicación han dado frutos. Hoy en día, más del 90% de Papúa Nueva Guinea es cristiana, aunque solo un tercio de este porcentaje es católico. Pero no seríamos una nación con una abrumadora mayoría cristiana si no fuera por la labor fundamental realizada por nuestros misioneros.
-¿Cómo se llevarán a cabo los preparativos para la ceremonia en lo concreto?
-Los preparativos para la ceremonia se llevarán a cabo de diferentes maneras, dependiendo de las distintas regiones. Las celebraciones más animadas y alegres se vivirán, sin duda, en Rabaul, la diócesis de origen de Peter To Rot. Ahora que conocemos la fecha de la canonización, anunciada ayer por el papa León XIV, hemos empezado a organizar los programas. En mi parroquia, por ejemplo, invitaremos a todos nuestros catequistas de las diez llamadas “outstations” a venir a la iglesia parroquial principal. Allí celebraremos juntos, reflexionando sobre la vida de To Rot, compartiendo una comida fraterna y viendo en directo, por televisión, la misa de canonización. La fiesta litúrgica de Peter To Rot, que se celebra el 7 de julio, será conmemorada por muchas comunidades, mientras que otras la pospondrán para unirla al Jubileo de los Catequistas, previsto del 26 al 28 de septiembre.
-¿Qué piensa la Iglesia de Papúa Nueva Guinea sobre el hecho de que su primer santo sea un catequista?
-La percepción general es que esto es lo mejor que le podía pasar a nuestra Iglesia: que un laico y catequista sea proclamado el primer santo de nuestra joven nación. Nuestra Iglesia es, ante todo, una Iglesia nacida y construida gracias al sacrificio de los catequistas pioneros que caminaron y trabajaron codo a codo con los primeros misioneros desde finales del siglo XIX. Además de ser traductores, también eran maestros de conocimientos básicos y generales en medio de un pueblo que nunca había tenido una cultura escrita. No era una tarea fácil, ya que en la isla solo existía la tradición oral. A menudo, los catequistas eran formados y enviados por adelantado a territorios desconocidos e inexplorados para preparar a la gente para la llegada de los misioneros. Muchos de ellos se quedaron en esas tierras, fueron adoptados por las tribus, se casaron y formaron familias, y la mayoría nunca regresó a sus lugares de origen. Hoy en día, muchos de nuestros sacerdotes indígenas provienen de familias de catequistas.
Por lo tanto, diría que la canonización de To Rot, laico y catequista, es providencial y refleja el origen y la identidad de nuestra Iglesia local, construida sobre la ofrenda generosa de los catequistas, que han sido y siguen siendo colaboradores indispensables de los sacerdotes en todo el país. Sin mis 14 catequistas, no podría atender mi extensa parroquia, que comprende diez comunidades. Peter To Rot se convirtió en pastor de su pueblo cuando todos los sacerdotes y religiosos fueron encerrados por los japoneses en campos de prisioneros. Fue luz de fe, esperanza y amor en un momento de oscuridad, cuando muchos temían dar testimonio de su fe. Por eso, estoy convencido de que todo nuestro pueblo, tanto religiosos como laicos, está feliz y orgulloso de que un catequista se convierta en nuestro primer santo.
-¿Qué puede enseñar la historia de To Rot a la Iglesia universal?
-Creo que la historia de To Rot puede ser de inspiración para la Iglesia universal, porque encarnó profundamente las enseñanzas de Cristo. Siguió a Jesús, tomó su cruz y perdió la vida por amor a Él. Su testimonio y su martirio se reflejan de forma especial en un pasaje del Evangelio de Lucas, donde se dice que quien quiera seguir a Cristo debe estar dispuesto incluso a enfrentarse a su propia familia. To Rot vivió ese pasaje de manera literal: tuvo que luchar con miembros de su entorno, con su cultura y sus tradiciones, hasta el punto de ofrecer su vida por fidelidad al Evangelio. Fue un auténtico discípulo de Jesús.
Su historia nos invita a tener fe, coraje y determinación para resistir el mal y oponernos a la cultura de la muerte, que hoy se manifiesta de muchas maneras. Su vida nos recuerda que no debemos temer aquello que puede destruir el cuerpo, sino más bien lo que puede matar el alma.
(F.B.) (Agencia Fides, 14/6/2025)