Nairobi (Agencia Fides) - «Los jóvenes han salido a la calle para protestar porque están decepcionados por las promesas incumplidas de los políticos», afirma en una entrevista con la Agencia Fides Jospeh Maluki Mwongela, Obispo de Kitui y responsable de la pastoral para los laicos en la Conferencia Episcopal de Kenia.
- Kenia ha visto cómo miles de personas salían a la calle en junio para pedir la retirada de la ley financiera y la dimisión del gobierno. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?
- Antes de las últimas elecciones de 2022, se prometieron políticas para mejorar las condiciones de vida de los keniatas. Pero estos pudieron comprobar que sus condiciones, en lugar de mejorar, empeoraron. La Ley de Finanzas de 2023 suponía muchos más impuestos para los ciudadanos y, a pesar de las protestas, se aprobó. Y la ley de finanzas de este año introdujo aún más impuestos. En ese momento, mientras esta última se debatía en el Parlamento, la población se rebeló.
La gente, en su mayoría jóvenes, salió a la calle en manifestaciones pacíficas. Por desgracia, entre los manifestantes pacíficos había maleantes que provocaron incidentes violentos, además de vandalizar y saquear bienes públicos y privados. Pero hay un consenso general en querer una Kenia mejor y más administrada.
- ¿Qué medidas cree que deberían tomarse para evitar la violencia y avanzar en el diálogo nacional?
- Según el Sínodo de la Sinodalidad, debemos escucharnos unos a otros. Debemos evitar radicalizar la situación escuchándonos mutuamente. Así pues, el gobierno debe escuchar a la población, del mismo modo que todos debemos escuchar a los jóvenes que reclaman un futuro mejor. Esta generación está mucho mejor formada que las anteriores. Han ido a la escuela, han estudiado, han adquirido algunos conocimientos y competencias laborales, pero no tienen trabajo. Por tanto, no tienen la oportunidad de realizarse.
Este es el gran problema de nuestro país. Tenemos un gran número de jóvenes desempleados que tienen mucha energía y tiempo y no siempre utilizan bien estos dos recursos, creando problemas incluso al propio gobierno.
- Ahora el reto es éste: después de derribar al Gobierno y obligar al Presidente a retirar la ley financiera, ¿qué es lo siguiente que se debe hacer?
- Como responsable de pastoral juvenil de la Conferencia Episcopal, he preguntado a los jóvenes: ¿qué pedís? ¿Qué queréis que haga el gobierno? Son preguntas a las que tendrán que dar respuesta porque dentro de 20 años serán ellos los que gobiernen el país. Por eso pregunto a los jóvenes: ¿qué podemos hacer concretamente para mejorar la gobernanza del país, qué proponemos para controlar la corrupción rampante y lograr una mayor transparencia en las cuentas públicas? Para hacer frente a estos retos, tenemos que colaborar con los jóvenes educándolos.
El problema es que esta protesta generacional carece actualmente de un liderazgo claro. Los jóvenes han llegado a manifestarse siguiendo el tam tam electrónico que corre por las redes sociales, pero de momento no parece haber líderes capaces de pasar de la protesta a la propuesta política. Esto es un problema porque cuando se quiere dialogar con ellos no se tiene un interlocutor preciso al que dirigirse.
El riesgo es que, al tratarse de una protesta sin líderes, pueda sufrir la infiltración de los políticos de cara a las elecciones generales de 2026. La esperanza es que de estos jóvenes puedan salir nuevos líderes con una visión diferente de la política, que puedan presentarse a tiempo para estas elecciones.
(L.M.) (Agencia Fides 19/9/2024)