Seúl (Agencia Fides) - Todavía faltan tres años para la Jornada Mundial de la Juventud de Seúl, pero en Corea del Sur los preparativos para el gran evento ya están en pleno apogeo. Las banderas de 193 países tiñen estos días la catedral de Myeongdong, sirviendo de telón de fondo a la tradicional ceremonia de apertura de lo que será un largo viaje jalonado de eventos, tanto nacionales como internacionales.
En la ceremonia, denominada «La esperanza se enciende en Seúl», estuvieron presentes más de mil jóvenes y varios invitados especiales, entre ellos el arzobispo Giovanni Gaspari, Nuncio Apostólico en Corea, y el Dr. Gleison De Paula Souza, Secretario del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Además, se encontraban en primera fila, representantes diplomáticos de ocho países, el Viceministro surcoreano de Cultura, Deporte y Turismo, Yong Ho-sung, 19 miembros de la Asamblea Nacional y 9 miembros del Ayuntamiento de Seúl.
Entre los jóvenes reunidos en oración bajo las altas bóvedas de la Catedral se encontraban también algunos de Corea del Norte, varios jóvenes discapacitados y soldados muy jóvenes del Ejército, la Armada y las Fuerzas Aéreas. Todos reunidos para simbolizar los valores de unidad e inclusión que siempre han distinguido a la JMJ.
La ceremonia comenzó con un desfile de banderas en el interior de la catedral entre cantos y oraciones. Bajo las amplias bóvedas del templo, tuvo lugar un breve momento «lúdico». A continuación, la declaración de inicio de los trabajos de la JMJ. El arzobispo Peter Soon-taick Chung, pastor de la archidiócesis de Seúl y presidente del comité organizador local de la JMJ, dirigió el acto. Junto a él, estaban dos jóvenes, símbolo del compromiso colectivo de todos los jóvenes de la Iglesia surcoreana en este camino.
Al término de la ceremonia, se dio a conocer el estudio de la Escuela de Políticas Públicas y Gestión de KDI sobre el impacto económico que la Jornada Mundial de la Juventud tendrá en toda la nación. Además de los beneficios e ingresos derivados de las diversas instalaciones e infraestructuras, también se espera que el evento cree más de 24.000 nuevos puestos de trabajo.
A continuación tuvo lugar la celebración de la Santa Misa presidida por el Arzobispo de Seúl. Concelebraron también el cardenal Andrew Soo-jung Yeom (arzobispo emérito de Seúl), el obispo auxiliar de Seúl Job Yo-bi Koo, monseñor Paul Kyung-sang Lee (coordinador general del comité organizador local) y monseñor Titus Sang-Bum Seo (del Ordinariato Militar de Corea).
«La esperanza es que la Iglesia pueda ser un espacio para los jóvenes de nuestro tiempo, un escenario del que las nuevas generaciones puedan salir como protagonistas. Estoy seguro de que esta etapa será una oportunidad y un espacio de esperanza para todos», aseguró el arzobispo durante su homilía.
«Junto a vosotros -continuó el obispo dirigiéndose a los presentes- deseo cultivar esta esperanza a través de la JMJ. Creo que la Jornada Mundial de la Juventud es una oportunidad inestimable para que los jóvenes de todo el mundo, incluidos nuestros jóvenes coreanos, reflexionen y se comprometan. Para los próximos meses, el imperativo es unir nuestros corazones, rezar juntos y escuchar al Espíritu Santo para que podamos prepararnos seriamente para este viaje».
Al final del rito, el Nuncio Apostólico, tomando la palabra, recordó el fuerte vínculo entre el Santo Padre y las nuevas generaciones: «Los jóvenes inspiran esperanza y simpatía en el corazón del Papa. Llama la atención la gran pasión con la que habla de los jóvenes y a los jóvenes. El Pontífice os ve a vosotros, los jóvenes de Corea, con gran confianza y afecto. Reconoce la contribución esencial que podéis aportar a esta JMJ y os acompaña con su oración».
«El Papa Francisco eligió Seúl como ciudad anfitriona de la próxima Jornada Mundial de la Juventud, consciente de la riqueza histórica y cultural de Corea», ha declarado Gleison De Paula Souza. «Es una ciudad que encarna el espíritu de innovación y esperanza, valores intrínsecos a nuestra misión. A todos los jóvenes presentes, y a los que no puedan acompañarnos, les deseo fervientemente que este camino sea de descubrimiento, crecimiento y alegría. Que volváis a casa inspirados y motivados para provocar el cambio en vuestras comunidades y en el mundo en general». La ceremonia que hemos celebrado se titulaba «La esperanza se enciende en Seúl». Que nuestros corazones también se enciendan ante esta maravillosa experiencia».
Los próximos pasos de la Iglesia hacia la JMJ de Seúl tendrán lugar en otoño. En septiembre se desvelará el lema, mientras que el logotipo tendrá que esperar un poco más. En noviembre de 2024, con ocasión de la JMJ anual, que el Papa Francisco ha trasladado del Domingo de Ramos al Domingo de Cristo Rey, durante la celebración del Santo Padre en la basílica de San Pedro, los jóvenes de Lisboa entregarán a los jóvenes coreanos la gran Cruz de madera y el ejemplar de la Salus Populi Romani, símbolos de la Jornada Mundial de la Juventud.
Desde hace años, la Cruz y el Icono Salus Populi Romani acompañan los preparativos de las ediciones internacionales de la JMJ: la entrega de los símbolos a los jóvenes de la diócesis anfitriona de la Jornada siempre tenía lugar al final de la celebración del Domingo de Ramos presidida por el Papa en la Plaza de San Pedro. Esta tradición se remonta a 1984, cuando, al concluir el Año Jubilar de la Redención, el Papa Juan Pablo II confió a los jóvenes la Cruz del Jubileo, conocida hoy como Cruz de la JMJ, que desde entonces ha sido el centro de cada edición internacional de la JMJ. En 2003, el Santo Padre ofreció también a los jóvenes un ejemplar del Icono de María Salus Populi Romani, que acompaña a la Cruz en sus peregrinaciones por todo el mundo.
(F.B.) (Agencia Fides 29/7/2024)