ASIA/TIERRA SANTA - Padre Bouwen: tras el ataque iraní, los acontecimientos son imprevisibles. Es necesaria una «Conferencia de Paz».

lunes, 15 abril 2024

thehouseofdavid.org

Por Gianni Valente

Jerusalén (Agencia Fides) - «Desde el nuevo estallido de violencia en Israel-Palestina, el 7 de octubre de 2023, la región se ha visto desbordada por una serie de trágicos acontecimientos que parecen escapar a un análisis racional». El padre Frans Bouwen, sacerdote belga de los Padres Blancos, vive en Jerusalén desde hace más de 50 años.

Esta es una de las razones por la que el padre Bouwen está acostumbrado a analizar con lúcido realismo las situaciones de emergencia y las convulsiones que atraviesan el escenario geopolítico de Oriente Próximo. Pero ahora – subraya el misionero de los Padres Blancos entrevistado por la Agencia Fides - «los cálculos y las razones que hay detrás de las acciones o los cierres parecen sobre todo emocionales, e incluso pasionales. En consecuencia, es prácticamente imposible predecir lo que ocurrirá tras la preocupante aceleración del ataque iraní del domingo 14 de abril».

- No se puede predecir cómo se desarrollaran los acontecimientos tras el ataque iraní. En cambio, la advertencia sobre el lanzamiento de drones y misiles contra territorio israelí fue prevista con mucha antelación por los servicios de inteligencia...
- En efecto, la respuesta iraní era previsible tras el ataque israelí contra la misión iraní en Damasco en el que murieron varios altos dirigentes iraníes. En cierto modo, Irán se sintió en la obligación de tomar represalias tras las numerosas amenazas que sus dirigentes habían proferido recientemente. En mi opinión, se ha tratado principalmente de un acto para proteger su reputación y salvar las apariencias. De este modo, Irán en cierta medida ha satisfecho a la parte más reactiva de su sociedad y ha demostrado a Israel que sus amenazas deben tomarse en serio.

- ¿Cuáles son las intenciones de Irán para el futuro?
- Aparentemente, Irán no quiere ir más allá. Buena parte dependerá de la reacción de Israel y de los Estados occidentales que manifiestan su apoyo a Israel. Todos consideran esta situación como una llamada de atención que exige una acción rápida, conjunta y decisiva.

- ¿Qué camino hay que tomar para intentar evitar lo peor?
- El Papa Francisco lo ha expresado muy bien el domingo 14, después de la oración del Regina Caeli. Ante todo, debemos abstenernos de cualquier acción que pueda llevar a Oriente Medio a una nueva espiral de violencia que podría sumir a toda la región en una guerra generalizada. Lo que inevitablemente tendría graves repercusiones en todo el mundo. Todos los Estados implicados, en Oriente Medio y en el resto del mundo, deben ponerse de acuerdo para pedir el cese de las hostilidades y sentarse a negociar seriamente con el fin de encontrar una solución a los conflictos políticos y nacionales subyacentes y construir una situación estable para todo Oriente Medio.

- ¿Cuáles son las responsabilidades de otros países y organismos internacionales en tal escenario?
- Las negociaciones de este tipo no pueden llevarse a cabo sólo entre israelíes y palestinos, porque las desigualdades entre las dos partes implicadas son demasiado grandes. Diferencias entre el ocupante y el ocupado, entre uno de los países más armados del mundo y un pueblo indefenso. Los Estados occidentales tienen una gran responsabilidad en este asunto, porque, con su acción u omisión, han permitido que la situación se deteriore gradualmente hasta el punto crítico en que se encuentra hoy.

- ¿Cuáles son las posibilidades realistas de encontrar una solución?
- Sólo una conferencia de paz de este tipo podrá resolverlo. Para quienes vivimos en estos países, las dos soluciones posibles -dos Estados para dos pueblos o un único Estado con los mismos derechos y deberes para todos- parecen humanamente inviables en estos momentos. Sin embargo, en Tierra Santa, a ambos lados del conflicto, hay muchas personas dispuestas a vivir juntas y a construir un mundo mejor para todos, empezando por los padres en luto, cuyos representantes fueron recibidos por el Papa Francisco hace unos días.

- Desde su residencia en Jerusalén, con vistas a la “Vía Dolorosa”, ¿cuáles son los signos concretos de esperanza en el cambio que vislumbra?
- Los que vivimos cerca de la explanada de la mezquita de Al Aqsa quedamos profundamente impresionados por la dignidad y el autocontrol de las decenas de miles de fieles musulmanes que han acudido a rezar cada día durante todo el mes de Ramadán, sin causar ningún incidente digno de mención. Esto demuestra que la inmensa mayoría de los palestinos quieren vivir en paz, ser ellos mismos, fieles a su identidad y a sus tradiciones. En señal de solidaridad con sus hermanos y hermanas que sufren la violencia en Gaza y partes de Cisjordania, se han abstenido de celebrar todos los días festivos, limitándose a rezar y observar el Ramadán con sus familias.

- ¿Y los cristianos?
- Las celebraciones cristianas de Semana Santa y Pascua, según el calendario gregoriano, se han desarrollado con el mismo espíritu de solidaridad y sobriedad, y con un particular fervor religioso. Durante la procesión del Domingo de Ramos, los cristianos manifestaron su deseo de seguir fielmente a Jesús en su pasión, guiados por su fe, que les enseña que este camino conduce a la Resurrección, a la victoria sobre el mal y la muerte. Es tarea de los pastores apoyar a los fieles en esta “esperanza más allá de la esperanza”, reconociendo, como enseña San Pablo en la Epístola a los Romanos, que “la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado”.
(Agencia Fides 15/4/2024).


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