ASIA/COREA DEL SUR - El Arzobispo de Seúl: en Pascua "nuestras vidas están entrelazadas con lo Eterno".

Seúl (Agencia Fides) - "La Resurrección de Jesucristo es un testimonio profundo del hecho de que nuestra existencia mortal trasciende los límites temporales de este mundo, pero está conectada con la vida eterna. Su significado trasciende la extensión de nuestra vida física y esperada, pero conecta nuestra vida con la vida eterna", afirma Peter Chung Soon-taick OCD, Arzobispo de Seúl y Administrador Apostólico de Pyongyang en su mensaje para la Pascua 2024.

La reflexión parte de un análisis sociológico, recordando que hace sólo unas décadas era costumbre en Corea celebrar el 60 cumpleaños con gran pompa, en la ceremonia llamada "Hwangap". Sin embargo, con el alargamiento de la esperanza media de vida, ahora se tiende a evitar incluso la celebración del 70 cumpleaños, llamada "Gohui" -que significa "cosa muy rara en los viejos tiempos"-, ya que se percibe que a uno aún le queda mucho camino por recorrer en la vida. De hecho, se constata que la longevidad colectiva ha aumentado considerablemente. Las estadísticas revelan que la esperanza media de vida de las mujeres coreanas es de unos 86 años, mientras que la de los hombres ronda los 81 años. Además, la esperanza de vida sana en Corea es de las más altas entre los países de la OCDE, con cifras que alcanzan los 73-74 años. Esto representa un aumento de más de 10-20 años en comparación con las generaciones anteriores.

"Sin embargo -señala el Arzobispo-, si nuestra existencia terrenal llega a su fin después de 80-90 años, ¿qué significado tiene en el vasto tapiz de una historia milenaria? ¿Qué significado añade a la historia de esta tierra y del universo, si nuestras vidas individuales permanecen desconectadas de lo eterno?".

Y añade: "La fe en la resurrección de Jesús no es como el opio que nos ayuda a escapar de este mundo turbulento, como decía Karl Marx, sino que implica un profundo reconocimiento de que nuestras vidas en este ámbito temporal están entrelazadas con el Eterno". Esta certeza, prosigue, "implica un compromiso sincero de abrazar la vida en su totalidad, incluso en medio de las pruebas de la adversidad, como el fracaso, la enfermedad, la separación, la erosión del amor. La resurrección de Jesús nos da la esperanza de que estas 'muertes' no son el punto final, sino más bien un nuevo comienzo, impregnado del poder divino".

El Arzobispo también se refiere a la situación en la península coreana: "La fe en la resurrección de Jesús ofrece un rayo de esperanza de que incluso la arraigada división en la península coreana pueda resolverse finalmente en un futuro de existencia unificada" y pueda convertirse en "un renacimiento de convivencia armoniosa y prosperidad compartida". "Que el poder transformador y la esperanza encarnados en la resurrección envuelvan a todos los que luchan contra la adversidad, especialmente a nuestros hermanos y hermanas del Norte", expresa el texto.

El camino a seguir, por tanto, pasa por el diálogo: "El diálogo auténtico tiene el potencial de trascender los conflictos y las desavenencias, fomentando la empatía y la comprensión hacia los demás. Los líderes políticos tienen el profundo deber de guiar la trayectoria de sus naciones hacia el desarrollo y el bienestar colectivo de sus pueblos".

Con este fin, no faltan referencias a la situación interna de Corea del Sur, que se encamina hacia las elecciones parlamentarias del 10 de abril: "Los políticos de nuestro país deben dar prioridad al bienestar del pueblo por encima de las agendas partidistas". "Por tanto -concluye el mensaje-, es imperativo que nosotros, ciudadanos de una sociedad democrática, ejerzamos un juicioso discernimiento en el próximo proceso electoral, eligiendo líderes que se dediquen inequívocamente a servir los intereses del pueblo. En medio de los desafíos personales y sociales, la resurrección de Jesucristo constituye un faro de esperanza, que ancla nuestra fe en el potencial de redención y renovación".
(PA) (Agencia Fides 27/3/2024)

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