Lagos (Agenzia Fides) – En los últimos 2-3 años, los golpes militares en el Sahel presentan similitudes y diferencias en comparación con los ocurridos en los años 70-80 del siglo pasado. Lo afirman los obispos del Comité Permanente del Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar (SECAM/SCEAM), reunidos en Lagos, Nigeria, con motivo de las celebraciones del jubileo de oro del Comité Episcopal Panafricano para las Comunicaciones Sociales (CEPACS).
Los obispos africanos declaran: “Estamos en contra de los golpes de Estado, una postura coherente con la enseñanza de la Iglesia, que rechaza firmemente la toma del poder por la fuerza. La Iglesia defiende la democracia”.
En su comunicado final, los miembros del SECAM hacen un análisis de la situación, considerando que los golpes actuales “contrastan con los golpes de los años 70 y 80, cuyo principal objetivo era la adquisición y el mantenimiento prolongado del poder”. “Los recientes golpes se caracterizan por una intención un tanto mesiánica, supuestamente dirigida a librar a la población de las injusticias y acabar con el monopolio de la riqueza nacional por parte de las dinastías políticas establecidas y sus aliados internacionales”, señalan y añaden que “la población en general ha mostrado su apoyo a los golpistas, considerando estas acciones como una expresión de profunda frustración y rabia ante injusticias que vienen de tiempo atrás”.
Rahmane Idrissa, investigador de la Universitỳ de Leiden, coincide con esta tesis. Sin embargo, establece una comparación entre la situación actual y los golpes de Estado que tuvieron lugar a finales de los años 90 y principios de los 2000, caracterizados por un periodo de transición y un rápido retorno a la democracia.
En una entrevista concedida a la Agencia Fides, el investigador traza un panorama de los golpes militares que han tenido lugar en los tres países del Sahel (Malí, Burkina Faso y Níger).
-¿Cuáles son las similitudes y cuáles las diferencias entre los 3 golpes en el Sahel?
-Hay varias similitudes porque los 3 países se enfrentan a los mismos problemas, en particular la guerra de los grupos terroristas en el Sahel. Por lo tanto, creo que si esta guerra no hubiera tenido lugar, estos golpes no se habrían producido. Al mismo tiempo, los tres golpes difieren en las circunstancias en las que se produjeron. Especialmente en Malí y, en menor medida, en Burkina Faso, los golpes se produjeron tras una larga serie de protestas populares contra el poder establecido. En Níger, en cambio, no hubo protestas populares en el momento del Putsch. De hecho, fue un periodo muy tranquilo. Además, los golpes en Malí y Burkina Faso fueron llevados a cabo por oficiales jóvenes, mientras que en Níger lo hicieron oficiales superiores bastante maduros.
El golpe de Estado en Malí ha creado un patrón según el cual los militares prometen devolver el poder a un gobierno civil, pero luego no lo hacen, aplazando la fecha del traspaso del poder entre militares y civiles. En este sentido, los militares de Burkina Faso están imitando a los de Malí y creo que los de Níger harán lo mismo. En conclusión, estos tres golpes son diferentes de los del pasado reciente, que fueron seguidos de un periodo de transición y un rápido retorno al gobierno civil.
-¿Pero podrán los golpistas derrotar a los terroristas y recuperar el control del territorio?
-No, porque la crisis de seguridad es muy compleja y complicada. Una solución puramente militar por sí sola es insuficiente para resolverla. Se necesita una solución política y económica. Los militares, dada su profesión, piensan principalmente en términos de solución militar. En mi opinión, no están capacitados para resolver la cuestión, de hecho temo que la agraven.
-¿Prevé otros golpes de Estado como en Chad? ¿Cree posible un golpe en Nigeria?
-En Nigeria lo veo difícil en las circunstancias actuales y no creo que haya golpes en otros países de la región. Chad ya tiene un régimen militar. En cambio, creo que habrá más golpes en los tres países que ya han experimentado uno. Esto se debe a que la situación no es estable. Los militares tomaron el poder prometiendo resolver la crisis de seguridad y no tienen más legitimidad que la fuerza. Y quienes toman el poder por la fuerza pueden ser derrocados por una fuerza superior.
(L.M.) (Agencia Fides 1/12/2023)