Por Paolo Affatato
Ambon (Agencia Fides) - El tiempo del conflicto civil, el tiempo del enfrentamiento entre las comunidades cristiana y musulmana es un recuerdo lejano. De 1999 a 2002, las islas estuvieron marcadas por la violencia interreligiosa. Mons. Seno Ngutra, Obispo de Amboina, de Ambon, capital de la provincia de las Molucas, en el este de Indonesia - una zona que se recuerda fue tocada por la misión de San Francisco Javier - hoy puede contar que “hemos atravesado el desierto del conflicto sufrido entre las religiones, pero ahora en ese desierto han brotado las flores de la acogida, de la convivencia y del perdón”. Actualmente, afirma, “cultivamos las buenas relaciones con otras comunidades religiosas, tanto a nivel de dirigentes como entre la gente de a pie”.
El obispo, nombrado en 2021, puede dar fe de ello tras haber visitado las distintas islas (hay unas 50 en su diócesis, con 56 parroquias), algunas de mayoría musulmana y otras de mayoría cristiana. “Hay armonía entre cristianos y musulmanes, y también con hindúes y budistas. El diálogo se basa en el perdón mutuo. Hemos aprendido la lección del pasado, cuando, a partir de una chispa de violencia, se desencadenó un doloroso conflicto civil”, afirma, en calidad de alguien que vivió directamente aquella época. Hoy, el obispo organiza encuentros interreligiosos “tanto para adultos como entre niños, que permanecen juntos, bailan y juegan, se hacen amigos, ésta es la buena semilla de la convivencia”.
“El secreto -añade- es la vida en común; es no crear alambradas ni guetos en los pueblos”, para “sembrar diariamente la amistad y evitar toda forma de hostilidad”. “Hemos aprendido siempre a empezar por reconocer al otro como ser humano, merecedor de misericordia, por reconocerlo como hermano, como persona a la que hay que amar”, afirma. “Sobre esta base se construyó la paz en las Molucas; sobre esta base experimentamos el perdón mutuo, la dinámica que puso fin a la guerra en las Molucas. Del perdón surge una 'cosa nueva' que en nuestro caso ha traído la alegría de la fraternidad”.
“En el camino de la convivencia -señala- han sido muy útiles las enseñanzas del Papa Francisco, que intentamos aplicar en nuestro contexto, promoviendo el diálogo y no el proselitismo. Por ejemplo, tenemos una iglesia católica y tres escuelas primarias en una isla con mayoría musulmana y solo un 4% de población católica. Por tanto, los alumnos de las tres escuelas son musulmanes en un 99%. Existe un profundo respeto por la fe de los niños y las familias musulmanas. Este respeto genera en ellos gratitud hacia nosotros”. También hay una escuela católica en otra isla con población animista. “Ha sido un regalo para esa gente, y algunas familias han pedido, bautizar a sus hijos, con total libertad”, destaca, recordando que la comunidad diocesana dirige más de cien escuelas. La misión, explica el obispo, “suele pasar por el compromiso con la educación, que significa cercanía a la gente: es una forma de caridad”.
En las islas también hay "estaciones misioneras", pequeñas capillas a las que acude periódicamente un sacerdote, que viaja en barco. "De ahí puede surgir el interés por la fe y las conversiones", señala, alabando la labor de los catequistas voluntarios, hombres y mujeres, que ayudan a los sacerdotes y diáconos especialmente en las islas más lejanas.
Los misioneros portugueses y españoles desembarcaron en las Molucas en 1534, cuando se registró el primer bautismo en Ternate, al norte del archipiélago. Desde entonces, la fe católica se extendió, a partir de 1546 también gracias a la labor del misionero español Francisco Javier. Se calcula que en 1558 Ambon y las islas circundantes contaban con unos 10.000 católicos. Después de que los holandeses tomaran el control de las islas a principios del siglo XVII, el protestantismo creció rápidamente.
En el siglo XX se creó el Vicariato Apostólico de Amboina, que se convirtió en diócesis en los años sesenta y hoy cuenta con unos 115.000 católicos, de una población de 3,2 millones de habitantes. La diócesis de Amboina se enfrentó a una grave crisis cuando, el 19 de enero de 1999, estalló un conflicto social que pronto tomó el color religioso de un conflicto islámico-cristiano. Edificios y casas, unas 80 iglesias, conventos, varias escuelas, hospitales e instituciones católicas sufrieron daños. El conflicto terminó oficialmente con los Acuerdos de Malino de febrero de 2002. Hubo unas 15.000 víctimas y más de 500.000 desplazados. En junio de 2003, se celebró en la capital, Ambon, una ceremonia de reconciliación a la que asistieron varios líderes religiosos locales, ante miles de fieles, muy deseada y promovida por el entonces obispo católico de Amboina, Petrus Canisius Mandagi.
(Agencia Fides 24/2/2024)