Foto Paolo Galosi
Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - Para no volverse como “lobos”, los pastores de la Iglesia “deben velar por sí mismos y cuidar de sí mismos y de su fe. Se trata de una cuestión de formación permanente”. Con estas palabras, haciéndose eco del Apóstol San Pablo, el Cardenal Luis Antonio Tagle ha recordado, de manera sintética y eficaz, que toda auténtica vida sacerdotal es un camino de formación que nunca termina, que siempre está abierto a ser modelado y alimentado por obra de la gracia.
El Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización ha ofrecido algunas claves de reflexión al inaugurar la Conferencia Internacional para la Formación Permanente de los Sacerdotes, que ha comenzado en el Vaticano hoy, martes 6 de febrero.
“La formación permanente de los sacerdotes -ha subrayado el cardenal Tagle – tiene que ver ante todo con la humildad”. “Se ha difundido una tendencia, que persiste hasta hoy - ha reconocido el Pro prefecto- de pensar que la ‘formación’ se limita a la formación en el seminario. Esto ha creado la idea errónea de que la ordenación marca el final de la formación. Una vez ordenado, un ministro ya no necesita formación. ‘Me ordenaron porque ya estaba formado’, dicen”.
En esta concepción engañosa - ha continuado el Cardenal– “la ordenación significa que ya no hace falta estudio, ni oración, ni dirección espiritual, ni orientación, ni un estilo de vida sencillo, ni disciplina: ‘Estas cosas son sólo para los seminaristas. Yo ya estoy ordenado'”. En realidad, la condición sacerdotal no es una “posesión” adquirida para siempre. Y los sacerdotes ordenados - ha insistido el Cardenal en su discurso - necesitan seguir formándose precisamente en su condición de ministros ordenados: “Justamente porque estamos ordenados al servicio de Dios y de la Iglesia, necesitamos formarnos continuamente. Creo que esta humildad ayudará a los ministros ordenados a recuperar nuevas energías y a evitar un falso sentido de superioridad y de 'derecho adquirido'. Además, la Iglesia recibirá el servicio de calidad que se merece”.
El cardenal filipino ha citado a este respecto las palabras de San Pablo a los presbíteros de Éfeso recogidas en los Hechos de los Apóstoles: «Tened cuidado de vosotros y de todo el rebaño sobre el que el Espíritu Santo os ha puesto como guardianes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio Hijo. Yo sé que, cuando os deje, se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño. Incluso de entre vosotros mismos surgirán algunos que hablarán cosas perversas...». Para no convertirse en “lobos”, ha comentado el cardenal Tagle, “los pastores deben velar por sí mismos y cuidar de sí mismos y de su fe. Se trata de una cuestión de formación permanente”.
En su discurso, el Pro-Prefecto del Dicasterio para la Evangelización se ha referido también a algunas urgencias que pueden ser afrontadas eficazmente sólo a través de caminos de formación permanente de los sacerdotes. Se trata de fenómenos como la “tendencia a absolutizar y glorificar la propia cultura, con la consecuencia de ser hostiles e incluso violentos hacia quienes pertenecen a otras culturas”. Desgraciadamente - ha señaló el cardenal Tagle – “vemos esta actitud en algunos ministros ordenados que rechazan a obispos, compañeros sacerdotes, religiosos y fieles laicos simplemente porque proceden de un grupo étnico o estrato social diferente”. Un “contra-testimonio del Evangelio y un escándalo para un mundo en busca de unidad” que pone de manifiesto la urgencia de una formación permanente que ayude a los ministros ordenados a reconocer que, como enseñaba san Pablo en la Carta a los Gálatas, “no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay hombre ni mujer, porque todos sois uno en Cristo Jesús”. “Necesitamos formación permanente y conversión -ha enfatizado el cardenal Tagle- para convertirnos en agentes de comunión creíbles y eficaces entre personas de culturas diversas”.
Muchos ministros ordenados -ha destacado el Pro prefecto del Dicasterio para la Evangelización- viven su ministerio “cerca de las personas que sufren, especialmente de las víctimas de los prejuicios, la discriminación, la guerra, la trata de seres humanos y los refugiados. Muchos de ellos, en su difícil situación, experimentan ellos mismos la pérdida de familiares a causa de los conflictos armados. Algunos se han convertido en refugiados. Otros han quedado traumatizados por las guerras y la discriminación. Algunos llevan en el cuerpo el recuerdo vivo de la brutalidad humana”. También para ellos, “la formación permanente debe abordar las heridas y el dolor que fácilmente podrían desembocar en sentimientos de venganza, cinismo y odio”. “¿Cómo podemos ayudar a los heridos a convertirse en agentes de perdón y reconciliación cuando sus propias heridas desean venganza? - ha cuestionado el Cardenal -. San Pablo nos desafía cuando dice: 'desechad también vosotros todas estas cosas: ira, animosidad, malicia, injurias y palabras obscenas que salen de vuestra boca.... Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de sentimientos de ternura, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia'”.
La Conferencia Internacional para la Formación Permanente de los Sacerdotes, sobre el tema “Reaviva el don de Dios que está en ti” (2Tm 1,6), ha sido promovida por el Dicasterio para el Clero, en colaboración con el Dicasterio para la Evangelización, Sección para la Primera Evangelización y las Nuevas Iglesias Particulares, y el Dicasterio para las Iglesias Orientales. Los trabajos de la Conferencia tienen lugar del 6 al 10 de febrero en el Auditorium Conciliazione.
Un pasaje de la Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis inspira los trabajos de la Conferencia: “La belleza de ser discípulos hoy. Una formación única, integral, comunitaria y misionera”.
(GV) (Agencia Fides 6/2/2024)