ASIA/TIERRA SANTA - Mensaje de Navidad de los Jefes de las Iglesias de Jerusalén: que la luz de Jesús ahuyente las tinieblas de la muerte que envuelven Tierra Santa

viernes, 22 diciembre 2023

Belén, Basílica de la Natividad

Jerusalén (Agencia Fides) - La fiesta de la Navidad de Jesús llega este año mientras un nuevo tiempo de calamidades se ha abatido «sobre la tierra natal de Nuestro Señor». Un tiempo en el que los horrores de la guerra siembran «miseria y dolor inconsolables» entre innumerables familias de toda la región. Sin embargo, precisamente en un mundo así «el Señor mismo nació para darnos esperanza», hace más de dos mil años. También cuando Jesús nació había «matanza de niños y ocupación militar».
En aquel tiempo, Cristo mismo «nació y vivió en medio de grandes sufrimientos» y «padeció por nosotros, hasta la muerte de cruz, para que la luz de la esperanza brille en el mundo venciendo las tinieblas». También hoy, en tiempos de nuevas catástrofes que desgarran a pueblos enteros, la esperanza para el mundo entero puede renacer de Belén, «extendiéndose desde Jerusalén hasta los confines de la tierra», para devolver la luz incluso a los que ahora están «en tinieblas y en sombra de muerte».
Así lo han recordado los Jefes y Patriarcas de las Iglesias de Jerusalén en su mensaje de Navidad, hecho público jueves 21 de diciembre.
Un mensaje que este año da testimonio del misterio gozoso del nacimiento de Jesús y de la fuerza real y audaz de la esperanza cristiana, abrazando todo el dolor que desgarra el corazón de multitudes de hombres, mujeres, ancianos y niños en la tierra de Jesucristo, «Príncipe de la Paz».
«Durante los últimos dos meses y medio -recuerdan los Jefes y Patriarcas de las iglesias-, la violencia de la guerra ha provocado un sufrimiento inimaginable para millones de personas en nuestra querida Tierra Santa». Para quienes se encuentran en medio de «circunstancias tan terribles», la esperanza «parece lejana e inalcanzable».
Sin embargo -continúan los líderes cristianos de Jerusalén-, fue «en ese mundo en el que nació nuestro Señor mismo para darnos esperanza». También en la primera Navidad la situación no era muy diferente de la actual. Así que la Santísima Virgen María y San José tuvieron dificultades para encontrar un lugar para el nacimiento de su hijo. Había matanzas de niños. La ocupación militar. Y la Sagrada Familia, desplazada como refugiada. «Exteriormente, no había otra razón para celebrar que el nacimiento del Señor Jesús».
Sin embargo, en medio de tanto pecado y dolor, – continúa el mensaje de los Patriarcas y Jefes de las Iglesias, citando los Evangelios – «el ángel se apareció a los pastores anunciando un mensaje de esperanza y gozo para todo el mundo». En el nacimiento de Jesús, «el Todopoderoso vino a nosotros como Emanuel, ‘Dios con nosotros’, para salvarnos, redimirnos y transformarnos. Esto fue para que se cumplieran las palabras del profeta Isaías: ‘El Señor me ha ungido... para llevar buenas nuevas a los oprimidos, para vendar a los quebrantados de corazón, para proclamar la libertad a los cautivos y la liberación a los prisioneros; para proclamar el año de gracia del Señor’». Cristo mismo «nació y vivió en medio de grandes sufrimientos. De hecho, padeció por nosotros, hasta la muerte en una cruz, para que la luz de la esperanza resplandeciera en el mundo, venciendo las tinieblas».
Además, los Patriarcas y Jefes de las Iglesias en Jerusalén, en el mensaje, denuncian «todas las acciones violentas». Invitando «a la gente de esta tierra y de todo el mundo para que busquen las gracias de Dios para que podamos aprender a caminar unos con otros en los caminos de la justicia, la misericordia y la paz». Por último, piden «a los fieles y a todas las personas de buena voluntad que trabajen incansablemente por el alivio de los afligidos y por una paz justa y duradera en esta tierra que es igualmente sagrada para las tres religiones monoteístas».
Los Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Jerusalén concluyen diciendo: «la esperanza de la Navidad nacerá de nuevo, comenzando en Belén y extendiéndose desde Jerusalén hasta los confines de la tierra, realizando así las palabras consoladoras de Zacarías, que dicen ‘la aurora de lo alto despuntará sobre nosotros para alumbrar a los que están sentados en tinieblas y en sombra de muerte, guiando nuestros pasos por el camino de la paz’».
(GV) (Agencia Fides 21/12/2023)


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