EUROPA/ITALIA - Padre Pier Luigi Maccalli: ¿Ha terminado un cierto estilo de hacer misión?

jueves, 21 septiembre 2023

Génova (Agencia Fides) - "El año 2023 ha sido para mí un año rico en testimonios en varias ciudades de Italia. Después de compartir mi experiencia como misionero secuestrado en el Sahel, siempre ha habido un tiempo abierto a las preguntas del público, y no han faltado los que han preguntado: después de lo que has sufrido, ¿quieres seguir siendo misionero? ¿Volverá a África? ¿Por qué no ser misionero también aquí? En mi respuesta siempre he dejado claro que 'yo soy misionero' no se trata de 'hacer de misionero’”. Así lo dice el padre Pier Luigi Maccalli, sacerdote de la Sociedad para las Misiones Africanas. Originario de la diócesis de Crema. El padre Gigi, como se le conoce, estuvo varios años en misión en Costa de Marfil antes de llegar a la parroquia de Bomoanga, diócesis de Niamey, donde pasó otra década antes de ser secuestrado por un grupo de presuntos yihadistas el 17 de septiembre de 2018 y liberado el 8 de octubre de 2020.
El misionero, que de momento no ha regresado a África pero sigue a distancia a su comunidad de Bomoanga, se ha detenido a reflexionar sobre su ser misionero en continua evolución.
“En el imaginario colectivo aún persiste la idea de que la misión consiste en hacer cosas, como hospitales, escuelas, pozos, etcétera. Por tanto, la misión sigue vinculada a los territorios de misión, incluida África en primer lugar. Sin embargo, el Concilio Vaticano II afirmó con rotundidad: ‘La Iglesia es misionera por su propia naturaleza’ (Ad Gentes nº 2). Dicho de otro modo, la Iglesia no tiene misiones, sino que es misionera”.
"Es cierto que después del Concilio Vaticano II (1965) la Iglesia pasó por un momento de crisis y replanteamiento que continúa hasta hoy", prosigue Maccalli. "Los mismos institutos misioneros se cuestionaron el sentido de su identidad específica: si todos somos misioneros, ¿sigue teniendo sentido decirse y entregarse a las misiones? La Evangeli Nuntiandi (1975) del Papa Pablo VI intervino en ese debate, extrayendo el concepto de misión de la estrechez del proselitismo y precisándolo como testimonio. El Evangelio se combinó con la promoción humana y esto fue una fuerte inspiración para los misioneros. Luego vino la Redemptoris Missio (1990) del Papa Juan Pablo II, que introdujo la importancia del diálogo como parte estructural de la misión. El universo humano, religioso y cultural es plural y la Iglesia misionera dialoga con todos. Con la Evangelii Gaudium (2013) del Papa Francisco, finalmente, se supera la etiqueta de primera evangelización y nueva evangelización y se llama a la iglesia a ser un oasis de misericordia y un hospital de campaña. La misión no se impone desde fuera y no es una actividad, sino una fuerza de amor que atrae. Por tanto, la misión no ha terminado, si acaso, ha terminado el estilo imperial de hacer misión. Al contrario, acaba de comenzar el alba de un cambio de época también en la Iglesia. Prácticamente desde los emperadores Constantino (313 d.C.) y Teodosio (384 d.C.) hasta hoy, la religión cristiana ha gozado del privilegio de religión de Estado y ha estado fuertemente vinculada al poder temporal. Con el Vaticano II (hace sólo 60 años) amaneció el inicio de un nuevo tiempo que se inspira en los orígenes de la misión como vía crucis: ‘Cuando yo sea levantado de la tierra atraeré a todos hacia mí’ (Jn 12,32). Los apóstoles y las comunidades de la primera hora dieron testimonio en la persecución de una fe atractiva en la fragilidad y la pobreza de medios con un estilo hospitalario", añade el padre Gigi para concluir. Esta es la esencia de la misión de ayer y de hoy: acoger la fraternidad universal. La misión está inacabada por definición, el octubre misionero vuelve a lanzar, en cada inicio de año pastoral, su urgencia. Somos misión y esta llamada me apremia fuertemente".
(GM/AP) (Agencia Fides 21/9/2023)


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