Ulán Bator (Agencia Fides) - “La gente aquí es buena y me quiere”. Así respondía el padre Giorgio Marengo, entonces joven misionero de la Consolata, al cardenal Crescenzio Sepe, entonces prefecto de la Congregación de Propaganda Fide, quien había ido a visitarlo al sur de Mongolia, más allá del desierto de Gobi. El Prefecto le preguntaba por las razones de su opción misionera de vivir tan lejos de casa siendo tan joven.
Hoy Giorgio Marengo es el Prefecto Apostólico de Ulán Bator, la capital de Mongolia, y también es cardenal. El cardenal Sepe, en el vídeo reportaje realizado para la Agencia Fides por Teresa Tseng Kuang yi (ver vídeo), relata el encuentro con el joven misionero de la Consolata y todos los demás encuentros y sorpresas que guarda en el recuerdo de los dos viajes que realizó a Mongolia entre 2002 y 2003, cuando la naciente comunidad católica del gran país asiático daba sus primeros pasos y “no había iglesia”.
El segundo viaje a finales de octubre de 2003 lo realizó el cardenal Sepe como enviado especial de Juan Pablo II. El Pontífice le confió en una carta que su deseo de ir personalmente a Mongolia no pudo realizarse por el empeoramiento de sus condiciones de salud. En esa ocasión, el cardenal Sepe consagró la catedral de Ulán Bator dedicada a los santos Pedro y Pablo y ordenó obispo al prefecto apostólico Wenceslao Padilla, misionero filipino de la Congregación del Inmaculado Corazón de María (CICM).
En el reportaje, el primero de una serie de vídeos que la Agencia Fides está estrenando con motivo de la visita apostólica del Papa Francisco (31 agosto-4 de septiembre), los recuerdos del cardenal Sepe, las imágenes inéditas y las fotos del pasado dibujan el rostro y los rasgos de una Iglesia naciente, donde todo da fe de que la vida cristiana comienza y florece por el don de la gracia en la gratuidad y la gratitud y no por un esfuerzo de movilización o el afán de acaparar.
En el vídeo se mezclan las imágenes de estepas sin límites y manadas de caballos con las de la primera parroquia del padre Marengo, las “gers" (tradicionales casas móviles mongolas), referencias al presidente que donó el terreno para construir la catedral y fotos de la tumba del obispo Padilla, fallecido de un infarto en 2018. También hablan las mujeres que aún trabajan en el gran invernadero para la producción de hortalizas, una de las primeras obras de la naciente comunidad eclesial para ayudar a cientos de familias a alimentarse con comida de buena calidad como gesto de caridad.
“El viaje a Mongolia que Juan Pablo II no pudo realizar se dispone ahora a realizarlo el Papa Francisco. Y, sin duda, será algo realmente hermoso. Una señal muy fuerte para toda la cristiandad”, concluye el cardenal Sepe.
(G.V. Agencia Fides 20/7/2023)
