Wikimedia Commons
Tokio (Agencia Fides) - Crece la oposición al vertido de agua contaminada radiactivamente de la central nuclear de Fukushima en el océano Pacífico. Doce años después del accidente de la central nuclear de Fukushima - estimado por los expertos como la contaminación radiactiva más grave de la historia de la humanidad - en la central se están llevando a cabo los preparativos finales para verter más de un millón de toneladas de aguas residuales radiactivas en el Océano Pacífico. La operadora de la central, Tokyo Electric Power Company (TEPCO), afirma haber completado el proceso de dilución con agua de mar de las aguas residuales que contienen el isótopo radiactivo tritio. El gobierno japonés, que ha involucrado a la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) para garantizar la seguridad de los procedimientos de vertido, fijará una fecha para la descarga del agua. Estos días, el director de la agencia nuclear de la ONU, Rafael Mariano Grossi, se encuentra en Japón para reunirse con los líderes del gobierno y presenciar los últimos preparativos para el vertido de las aguas residuales radiactivas al mar.
El agua radiactiva tratada, almacenada en unos 1.000 tanques con una capacidad cercana a los 1,37 millones de toneladas, debe ser liberada para permitir el desmantelamiento de la central. Según el gobierno, el agua tratada, una vez diluida, es inocua para las personas y la vida marina, pero el vertido previsto sigue dividiendo a la comunidad internacional, preocupando a las empresas locales de Fukushima y alimentando los temores de la industria pesquera japonesa.
Entre las muchas opiniones negativas y alarmas suscitadas en las últimas semanas, tanto a nivel nacional como internacional, el gobierno chino ha pedido la suspensión del plan, calificado de "extremadamente irresponsable", instando a Japón a "tomarse en serio las preocupaciones tanto internacionales como nacionales". La preocupación también se cierne sobre Corea del Sur, que no tiene intención de eliminar las restricciones a la importación de productos del mar procedentes de Fukushima y otras ocho prefecturas japonesas. El pasado mes de abril, el "Centro de Vigilancia de las Radiaciones" y la "Federación Coreana de Movimientos Medioambientales" publicaron un informe tras inspeccionar productos agrícolas y ganaderos, en el que se confirmaba una amplia contaminación radiactiva en diversos tipos de alimentos, como productos marinos, agrícolas, animales y procesados.
"En la era de la crisis climática, en este momento en que contemplamos y trabajamos juntos por la transición hacia un mundo sostenible, el vertido de agua radiactiva de Fukushima en el océano es una amenaza para el ecosistema de nuestra casa común, la Tierra. Al mismo tiempo, perturba el orden del mundo, creado por Dios Creador", dice un comunicado firmado por la "Comisión para el Medio Ambiente Ecológico" y la "Comisión de Justicia y Paz" de la Conferencia Episcopal de Corea del Sur, que, junto con un grupo de más de 45 organizaciones diocesanas y de la sociedad civil coreana, han lanzado un llamamiento, proponiendo "buscar activamente vías alternativas óptimas".
El foro "pide a Japón" que "revele todos los datos con transparencia y haga todo lo posible para resolver el problema, reuniendo la sabiduría y la fuerza de los países, vecinos amantes de la paz y personas de todo el mundo con una actitud más abierta". "El accidente de la central nuclear de Fukushima - se afirma- está extendiendo la contaminación ambiental en la Tierra, que actualmente continúa. Por lo tanto, para eliminar el riesgo de accidentes y el riesgo de residuos nucleares de alto nivel, Corea y el mundo en su conjunto deben esforzarse activamente por la transición a energías renovables respetuosas con el medio ambiente".
(PA) (Agencia Fides 4/7/2023)