AMÉRICA/MÉXICO - La escuela católica de América tiene futuro, pero la tarea que tiene por delante no es fácil

martes, 31 mayo 2022

Celam

Ciudad de México (Agencia Fides) - “¡La escuela católica de América tiene futuro!”. Con esta convicción ha concluido el 27º Congreso Interamericano de Educación Católica celebrado en la Ciudad de México el 27 y 28 de mayo, con la participación de 1.200 líderes educativos del continente y organizado por la Confederación Interamericana de Educación Católica (CIEC).
Según la nota de prensa proporcionada por el Celam, en las conclusiones del Congreso, se han evidenciado la prolongada crisis derivada de la pandemia del Covid-19, y las “múltiples pandemias que padecen nuestros pueblos en lo social, lo político, lo económico, y lo cultural, incluyendo el acceso a una educación de calidad”. Además se han evocado las palabras que el Papa Francisco dirigió en 2020 a los líderes mundiales reunidos en la Asamblea de las Naciones Unidas: “De una crisis no se sale igual: o salimos mejores o salimos peores. Por ello, en esta coyuntura crítica, nuestro deber es repensar el futuro de nuestra casa común y proyecto común”.
La escuela católica de América ha tomado en serio este llamado del Obispo de Roma, pues “se ha puesto de pie para ‘caminar juntos’, educadores y educadoras, sinodalmente, en alianza y en comunión con otras organizaciones del continente, eclesiales y no eclesiales, para construir los ‘futuribles’ que nos requiere estos nuevos tiempos”. Más concretamente, ante la crisis global, “este espacio de encuentro fraterno y de reflexión profunda sobre ‘los futuros de la educación’, en perspectiva de cambio e innovación, representa un nuevo paso para repensar la identidad y la misión, para ‘aprender a transformarse’ en sinergia con el Pacto Educativo Global”.
Ante la necesidad de priorizar una educación eco-sostenible para abordar el desafío de la fraternidad y del cuidado de la casa común, “este Congreso ha ofrecido nuevos y relevantes insumos”.
La tarea que tiene por delante la escuela católica no es fácil. “Implica una apuesta por un liderazgo con creatividad, por nuevas formas de gobernanza educativa, por la gestión de la innovación y de la calidad, por la priorización de los más vulnerables y excluidos de los ecosistemas educativos, lo cual incluye la superación de la brecha digital”.
Las conclusiones subrayan también como es “imperativo formar en competencias digitales, emocionales, comunicativas, y en pensamiento crítico, trabajo colaborativo, interdisciplinariedad y resolución de problemas, todo ello de cara a las nuevas ciudadanías del siglo XXI”.
Las observaciones surgidas en el 27º Congreso Interamericano de Educación Católica, apuntan al fortalecimiento del ADN de la escuela católica: “evangelizar educando y educar evangelizando, en perspectiva de humanismo solidario y haciendo uso de las mejores herramientas, conocimientos y tecnologías con las que contamos, para ser cada vez más significativos y rehacer el pacto educativo ante la actual emergencia educativa”.
(SL) (Agencia Fides 31/5/2022)


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