EUROPA/ITALIA - "Llamadas a testimoniar con nuestra vida que el Señor está vivo y ha resucitado": aniversario de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida Thouret

lunes, 11 abril 2022

Thouret

Roma (Agencia Fides) - "Artesanas de la fraternidad, habitamos el mundo con el deseo de llevar la esperanza y promover a muchos hermanos y hermanas. Nuestro compromiso, de hecho, en nuestras misiones es colaborar con las personas del lugar, escuchándolas, acogiendo sus propuestas, sus sueños, ofreciéndoles formación, dándoles confianza". Así lo ha declarado a la Agencia Fides la hermana María Luisa Caruso, coordinadora de la Fundación Thouret de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida Thouret en Roma. Entrevistada con motivo del aniversario de la Congregación, nacida exactamente el 11 de abril de 1799, la religiosa habla de las numerosas actividades realizadas a lo largo de los años en diversas partes del mundo.
"En nuestros dispensarios, tanto en el hospital de Camerún como en el Centro de Salud de Tigray, formamos personal especializado y profesional, y con ellos las hermanas nos ponemos al servicio de los enfermos y debilitados por la vida, a menudo por la soledad y el hambre. Juntos recibimos y damos esperanza", señala la hermana. “Del mismo modo, en nuestras escuelas, junto con muchos laicos, algunos de los cuales ya tienen profesión propia, otros en camino y apoyados por nosotros en sus estudios, tratamos de dar educación y formación sólida a los muchos niños que asisten a nuestras escuelas, para hacerlos protagonistas de su propio futuro; tratamos de acompañar a muchas niñas y mujeres jóvenes en su crecimiento, sabiendo que son portadoras de vida y constructoras de una sociedad más justa, más solidaria, más fraterna. En la República Centroafricana y en el Chad, así como en Sudán del Sur, se presta mucha atención a los niños víctimas de conflictos de larga duración, los niños de la calle. Para ellos intentamos abrir centros que les acojan, ayudarles a descubrir otros valores familiares, que en muchos casos no tienen o de los que se han alejado, mostrarles otros estilos de vida, pero sobre todo intentamos ayudarles a descubrir la belleza que ya tienen dentro de sí mismos y que puede ayudarles a contribuir a una sociedad diferente, más fraternal, más pacífica. Entre los nuevos empobrecidos también reconocemos nuestro planeta tierra, y estamos desarrollando una mayor sensibilidad hacia la naturaleza, que se expresa por ejemplo en Indonesia en el cultivo del caucho, y de muchas plantas frutales, para salvaguardar la biodiversidad y sensibilizar a muchos jóvenes a una mayor atención a la naturaleza".
Seguros de la esperanza que nutrimos, contamos con hermanas valientes que viven plenamente su misión al lado de los pueblos en guerra, en Siria, en la República Centroafricana, en Etiopía, en Sudán del Sur, en el Congo", prosigue la misionera. “Elegimos vivir lo que viven estos hermanos, estar a su lado y compartir sus dificultades, creciendo juntos en la fe y la esperanza. Son muchas las personas que, habiendo sobrevivido a la violencia de los bombardeos y ataques aéreos, ven en la presencia de las hermanas a su lado un signo de protección, hasta el punto de que alguien ha dicho: si seguimos vivos a pesar de la guerra es porque vosotras, las hermanas, estáis con nosotros".
"Creo que desear 'Felices Pascuas' este año significa algo más profundo que otros años, significa tocar concretamente las cuerdas de nuestro corazón y despertarnos como de una pesadilla que parece oscurecer nuestra visión con imágenes que testimonian una crueldad impensable y aterradora. Sin embargo, hoy queremos gritar que la vida ha vencido a la muerte, que esta devastación a la que estamos asistiendo no tiene ni tendrá la última palabra, porque hay quienes ya han asumido este cruel mal y lo han vencido”.
Entrando en la especificidad del carisma que anima su misión, Sor María Luisa añade: “Las Hermanas de la Caridad estamos llamadas a testimoniar con nuestra vida que el Señor está vivo y resucitado: lo dice la misma cruz que llevamos al cuello: el Señor sufrió en el madero de la cruz, pero ya no está allí, ha resucitado y está vivo entre nosotros. Y así estamos llamados a llevar la esperanza de la resurrección a nuestros hermanos y hermanas a los que servimos cada día, en nuestra Galilea. Después de todo, Jesús nos dio una luz que brilla en la oscuridad: tratamos de defenderla y protegerla. Esa luz es la mayor riqueza y la fuerza más eficaz que se nos ha confiado".
"Nuestra congregación nació en 1799 -concluye la hermana-, pero me gusta recordar que estamos celebrando el décimo año de la Fundación Thouret, una fundación de la Congregación comprometida con el apoyo a proyectos en favor de tantos hermanos y hermanas en los treinta países, en cuatro continentes, donde están presentes las Hermanas de la Caridad".
(MC/AP) (Agencia Fides 11/4/2022)


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