ASIA/SIRIA - El Arzobispo armenio católico sobre la masacre de Aleppo: “ya casi nos hemos habituado al horror cotidiano”

miércoles, 30 enero 2013

Aleppo (Agencia Fides) – “El efecto de la condición en la que vivimos desde hace más de un año es que ahora ya nos hemos comenzado a habituar al horror cotidiano”. Con estas palabras, el Arzobispo de Aleppo de los armenios católicos, Boutros Marayati, describe a Fides la situación que viven los habitantes de la metrópolis siria, donde ayer se encontraron docenas de cadáveres de jóvenes víctimas de ejecuciones sumarias colectivas. “Siempre hay nuevas noticias de masacres, hay un constante ruido de bombardeos, se vive en un estado de tensión y miedo día y noche, se lucha por sobrevivir en una vida cotidiana en la que no hay ni siquiera agua para beber ni combustible para calentar los hogares. Estamos abrumados por todo esto”, dice a la Agencia Fides, el Arzobispo, “no tenemos ni siquiera el tiempo necesario para tomar conciencia de las terribles cosas en las que estamos inmersos. La masacre en la universidad de hace unos días, donde perdimos también a la pobre hermana Rima, parece ya algo lejano”.
Con el habitual rebote de acusaciones, los medios de comunicación gubernamentales han culpado de la matanza a las brigadas yihadistas de Jabhat Al-Nusra, mientras que los grupos de la oposición hablan de “una nueva masacre terrible perpetrada por el régimen”.
Según el Arzobispo armenio católico de Aleppo, la imposibilidad de verificar la dinámica real de los hechos sangrientos hace que sea aún más alienante la condición de la población afectada por el conflicto: “Sentimos que hay una deformación de toda la información. Simplemente no nos podemos fiar de lo que oímos, y no hay posibilidad de comprobar ni siquiera los acontecimientos que ocurren a poca distancia de nuestros barrios. Incluso ahora se puede escuchar el ruido de las explosiones, pero no sabemos quien las produce ni contra quién se dirigen. Estamos en medio de una guerra, pero vivimos como si estuviéramos en la oscuridad, sin entender realmente lo que está sucediendo. Nos preguntamos cuándo y cómo acabará todo esto. Oremos al Señor, para que nos guarde y nos proteja” (GV) (Agencia Fides 30/1/2013).


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