ASIA/CAMBOYA - La memoria de los mártires de Camboya, patrimonio que debe ser preservado: la Iglesia está viva gracias a ellos

viernes, 27 abril 2012

Phnom Penh (Agencia Fides) – La memoria de los mártires de Camboya es una herencia y un legado de fe que los fieles camboyanos están llamados a custodias. “Orgulloso y honrados de ser discípulos de Jesucristo”: así dice Su Exc. Mons. Olivier Schmitthaeusler, MEP, Vicario Apostólico de Phnom Penh, invitando a los fieles a celebrar la memoria de los mártires camboyanos en una vigilia solemne de oración que se celebrará el 5 de mayo en Tangkok.
En una carta pastoral, recibida en la Agencia Fides, Mons. Schmitthaeusler, recordando la proclamación de la Resurrección, exhorta a los fieles a “ser testigos de esa esperanza que ha cambiado la faz de la tierra”, e insiste: “Debemos estar orgullosos y honrados, porque somos hijos e hijas de Dios, porque Dios ha realizado una alianza con cada uno de nosotros, porque Dios ha resucitado a Jesús, y nos ha dado la vida eterna”.
“Jesús nos ha enseñado a servir, a ocupar el último lugar y llevar nuestra cruz”, señala el Obispo, deteniéndose sobre la condición de la Iglesia en Camboya, recordando la contribución de los mártires: “Los acontecimientos del genocidio de Pol Pot han demostrado como las semillas de la fe sembradas por nuestros antepasados ​​estaban vivas. La Iglesia ha sido diezmada: la sangre de nuestros Obispos, de nuestros sacerdotes, de nuestros hermanos y hermanas, de cientos de personas bautizadas, ha sido derramada para hacer fecundos nuestros campos de arroz. La Iglesia vive de aquellos que han dado su vida por amor”.
Por ello, señala Mons. Schmitthaeusler, los fieles pueden estar “orgullosos y honrados” de ser miembros de la Iglesia en Camboya, “porque la sangre de nuestros mártires anima nuestras almas, nuestras comunidades”. El Vicario invita a los fieles a participar activamente en las celebraciones y actividades de las parroquias, dando “testimonio del amor y la misericordia de Dios con todos los hombres”.
Alrededor de dos millones de camboyanos fueron asesinados entre 1975 y 1979, bajo el regimen de terror instaurado por los Khmer rojos de Pol Pot. Muchas comunidades cristianas que vivían en aldeas prósperas, organizadas con iglesias, escuelas y dispensarios, fueron desplazadas y diezmadas. Entre los mártires camboyanos se encuentran el Obispo Paul Tep Im Sotha, primer Prefecto Apostólico de Battambang, y el Padre Jean Badre, brutalmente asesinado en 1975. (PA) (Agencia Fides 27/4/2012)


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