AFRICA/SENEGAL - Las mujeres migrantes, portadoras de valores y recursos, esperan que sean reconocidos sus derechos

miércoles, 1 diciembre 2010

Saly (Agencia Fides) - "En nuestro mundo globalizado, la migración internacional femenina está aumentando de manera imponente. Estudios recientes muestran que, en algunos países, han superado a los hombres. Este fenómeno puede estar vinculado a causas ambientales, económicas, sociales, políticas y religiosas, a menudo entrelazadas". Así lo ha señalado el Presidente del Consejo Pontificio para los Emigrantes e Itinerantes, Mons. Antonio M. Veglio, en su discurso en la reunión organizada por Caritas Internacional sobre el tema "El rostro femenino de la emigración", que se celebra en Saly, en Senegal, del 30 de noviembre al 2 de diciembre.
En su discurso dedicado a la reflexión teológica sobre el tema, Mons. Vegliò ha recordado que las mujeres migrantes están empleadas en el sector doméstico, como servicio doméstico y baby sitter, pero también como trabajadoras del campo, camareras, obreras, empleadas de bajo nivel o cualificadas. "A menudo son utilizadas en el mundo del trabajo ilegal - continua -, privadas de los derechos humanos fundamentales, y a veces sufren abusos en el ámbito doméstico... El rédito anual de la prostitución se estima en alrededor de 12 mil millones de dólares, la tercera actividad ilegal más rentable del mundo después del comercio de armas y drogas. Unos 4 millones de mujeres son vendidas anualmente para la prostitución o la esclavitud, casi 2 millones son niñas menores de entre 5 y 15 años, involucradas en el comercio sexual”.
Aunque el proyecto inicial de las mujeres migrantes, que rara vez cuentan con el apoyo de una familia normal, es el de construirse una familia y tener hijos, pero esto se hace muy difícil debido a la inseguridad económica, del aborto al que ceden con el trauma psicológico consecuente, viviendo en la soledad y el dolor. Por último, no debe pasarse por alto, en el contexto de la emigración femenina, la tragedia de la trata de mujeres.
Tras recordar los pasajes de las Sagradas Escrituras que hablan del papel de la mujer en la Iglesia y la sociedad, y lo que afirman al respecto los Padres de la Iglesia y el Magisterio pontificio, Mons. Vegliò ha destacado que aunque la mujer ya no es considerada como un ser subordinado al hombre, sin embargo, "la comunidad internacional aún no presta suficiente atención a algunas peticiones fundamentales. No hay leyes universales promulgadas al servicio de la maternidad... En este contexto, la familia es de suma importancia, ya que se define como la célula fundamental de la sociedad”.
La teología de la movilidad humana, afirma la cultura del respeto del migrante, la aceptación, la igualdad y la valoración de la legítima diversidad, capaz de mostrar a las mujeres migrantes como portadoras de valores y recursos - concluye el Arzobispo -. Por estas razones, la Iglesia pide a los gobiernos que revisen las políticas y las normas que afectan a la protección de los derechos fundamentales, como la lucha contra el abuso en el trabajo y, sobre todo los sexuales, el acceso a los servicios de salud, la vivienda, la ciudadanía, la reunificación familiar y la asistencia a las madres jóvenes".
Por su parte, la Iglesia seguirá acogiendo fraternalmente a los migrantes que provienen de las iglesias hermanas para compartir con ellos la riqueza de la diversidad y para proclamar juntos el Evangelio, a través de la palabra y la acción. "Desde la perspectiva de una iglesia ministerial, misionera y más atenta a los laicos – ha afirmado Mons. Vegliò - una presencia adecuada y un equitativo ministerio de las mujeres se debe estudiar más, reconocer y valorar... Si para lograr este objetivo, no faltan señales positivas de desarrollo, sin embargo todavía existen muchas dificultades que hay que superar, prejuicios que vencer, objetivos que alcanzar y aspectos operativos que profundizar y desarrollar”. (S.L.) (Agencia Fides 1/12/2010)


Compartir: