EUROPA/ITALIA - Fraternidad Sacerdotal de los Misioneros de San Carlos: veinticinco años por los caminos del mundo

sábado, 11 septiembre 2010

Roma (Agencia Fides) – El martes 14 de septiembre se celebran veinticinco años de la fundación de la Fraternidad Sacerdotal de los Misioneros de San Carlos Borromeo. Para esta circunstancia, a las 19 horas, en la parroquia de Santa Maria in Domnica alla Navicella, en Roma, el fundador de la Fraternidad, Mons. Massimo Camisasca, presidirá la celebración eucarística. Fundada en 1985, la Fraternidad es una Sociedad de Vida Apostólica de derecho pontificio, reconocida por Juan Pablo II en 1999. Hoy, cuenta con 104 miembros definitivos que llevan una vida en común, constituyendo casas de al menos tres personas. Tiene sus orígenes en el carisma de Mons. Luigi Giussani, fundador del movimiento eclesial Comunión y Liberación. Tiene como fin la evangelización y la educación en la fe a través del ejercicio del ministerio sacerdotal. Está presente con más de veinte misiones en los cuatro continentes, desde Taipei (Taiwán) a Asunción (Paraguay); de Nairobi (Kenia) a Praga, pero también en diversas regiones italianas. Cuentan con dos casas de formación, una en Roma y otra en Santiago de Chile, que albergan a unos cuarenta seminaristas.
“Veinticinco años son muchos y son pocos al mismo tiempo – declaró Mons. Camisasca –. Son muchos si pienso en las responsabilidades vividas día a día, brevísimos si pienso en la facilidad con la que el Espíritu de Dios nos conduce a través de la historia, o en la ligereza con la que nos conduce, o en los consuelos con los que llena nuestros corazones. En el fondo ¿qué es lo importante? Lo importante es la respuesta que, con nuestros pobres esfuerzos, más aún, a través de nuestra debilidad, damos a la voz de Cristo que nos llama y nos solicita entrar en el grande y sencillo misterio de caridad que constituye su vida. Estos veinticinco años han coincidido simplemente con un mayor conocimiento de Cristo y de nosotros mismos. El misterio del hombre se abre frente a nuestros ojos, y con él el misterio de Dios, de su continua voluntad de buscarnos y de hacernos suyos”. (S.L.) (Agencia Fides 11/9/2010)


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