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a Fides
Kinshasa (Agencia Fides) – “Finalmente también la ONU ha tomado consciencia de una situación que nosotros como misioneros y como Iglesia venimos denunciando desde hace tiempo. Me pregunto, sin embargo, si no hay intereses políticos y estratégicos en el hecho de publicar este informe precisamente en este momento”, afirma a Fides un misionero de Bukavu, capital de Kivu del Sur (al este de la República Democrática del Congo), comentando el la exposición de Atul Khare (sub-secretario de la ONU encargado de las misiones de paz) en el Consejo de Seguridad de la ONU. Khare explicó como entre julio y agosto 500 personas sufrieron violencia sexual en el norte y sur de Kivi. La mayor parte de la violencia fue perpetrada por elementos de las Fuerzas Democráticas de Liberación de Rwanda (FDLR, grupo rebelde formado por hutus ruandeses) y por la Mai-Mai, una milicia congolesa que lucha contra la presencia extranjera en Kivi. En el área está presente desde hace tiempo la Misión de Estabilización de la ONU en el Congo (MONUSCO) que sin embargo no ha logrado impedir estos crímenes. “Nuestras acciones no son adecuadas y ello ha llevado a actos brutales de violencia inaceptables contra la población de estas zonas. Nuestras acciones han sido insuficientes, y la consecuencia de ello son estas acciones brutales de violencia contra los habitantes de la región. Debemos hacerlo mejor”, admitió Khare.
“Me pregunto porqué precisamente ahora la ONU denuncia esta situación”. He notado además que en el reporte de la ONU se denuncian sobre todo los actos de violencia de las FDLR y del Mai-Mai, pero no las cometidas por grupos armados presentes en el territorio, incluidos los de los mismos “Cascos Azules”, afirma el misionero, que por motivos de seguridad prefiere no ser citado. “No sé si existe una relación entre esta repentina reacción de la ONU en la denuncia de esta situación y el debate que se está desarrollando desde hace meses sobre el retiro de la misión de las Naciones Unidas en el Congo, que no ha sido muy bien visto por la población local, ya que es considerado una estratagema para encubrir los intereses extranjeros. Sin embargo, es cierto que los mismos parlamentarios de Kivu del Sur han pedido a la ONU que no retire inmediatamente las tropas, pues ello sería prescindir del único, aunque limitado, baluarte contra los peores causantes de violencia en la zona”.
“Quisiera además agregar que en este momento continúa la operación ‘Amani Leo’, conducida por Kimia II en Kivu contra las FDLR, de la cual se sabe poco, pero que está causando sufrimiento a la población civil”, concluye la fuente de Fides. Los actos de violencia contra los civiles por parte de soldados congoleses han sido denunciados por el mismo comandante de la operación “Amani Leo”, el coronel Delphin Kahimbi, quien el 2 de septiembre, en Bukavu, dirigió una fuerte llamada de atención a sus hombres, asegurando severas medidas disciplinares en relación con los militares que cometan actos de violencia contra la población. El 30 de agosto, luego de la difusión de las primeras noticias sobre la violencia en Kivu. Su Excelencia Mons. Laurent Monsengwo Pasinya, Arzobispo de Kinshasa había declarado estar “perplejo y disgustado” por estos “actos inhumanos”, pidiendo a las autoridades nacionales tomar medidas eficaces para impedir nuevas manifestaciones de violencia y para llevar a los responsables ante a la justicia (L.M.) (Agencia Fides 8/9/2010)
