ÁFRICA/UGANDA - De seminarista prisionero a sacerdote; el testimonio de Stefano, raptado en el2003 al norte de Uganda

sábado, 31 julio 2010

Kampala (Agencia Fides) – Stefano tenía 16 años cuando fue raptado por rebeldes del Lord’s Resistance Army (LRA) que habían atacado el 11 de mayo de 2003 el seminario menor de la diócesis de Gulu al norte de Uganda (ver Fides 12/5/2003 y 19/5/2003). Además de Stefano fueron tomados prisioneros otros 40 seminaristas. Según un informe presentado por Eva-Maria Kolmann, de Ayuda a la Iglesia que Sufre, los rebeldes capturaron a los seminaristas para enrolarlos en sus filas. La mayor parte fueron asesinados y 12 continúan sin ser localizados.
Stefano narró su historia a los representantes de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACS), con sede en Königstein, que recientemente hizo un viaje a Uganda.
“Por dos meses, homicidios, violaciones y torturas eran parte de su vida cotidiana. Los rebeldes querían enseñarles a matar sobre todo a ellos porque eran seminaristas. Algunos de sus compañeros fueron asesinados frente a Stefano a puñetazos y patadas; otros fueron masacrados a golpe de machete porque tenían los pies destruidos y no podían seguir caminando, debido a las largas marchas. Él, sin embargo, fue afortunado en medio de la desgracia, pues logró huir antes de que lo obligasen a matar”, afirma el informe de ACS, enviado a Fides.
El seminarista capturado recuerda de esta manera la noche del ataque: “los rebeldes llegaron veinte minutos después de la media noche, eran cerca de veinte. Luego de rodear el seminario, una parte de ellos se dirigió directamente a los dormitorios de los estudiantes de 16 años. Debido a que no lograban forzar la puerta, uno de ellos entró por la ventana para poder abrirla desde adentro. Uno de los seminaristas había cortado la luz para frenar a los rebeldes, pero estos llevaban antorchas”.
Los dos soldados que el gobierno había puesto para proteger la estructura habían huido apenas vieron llegar a los rebeldes. “Fuimos abandonados sin ninguna protección”, recuerda Stefano. Además de los seminaristas, en el terreno adyacente al seminario se encontraban cerca de dos mil personas, sobre todo mujeres y niños, que estaban pasando allí la noche con la esperanza, finalmente vana, de huir a los ataques del LRA. Un rebelde mató a un niño de 7 años frente a los ojos de su madre, recuerda Stefano.
Los rebeldes obligaron a los seminaristas a caminar durante horas. “Vi cosas de las que nunca hubiera imaginado que sería testigo. Un hombre no puede escapar de todo esto, pero Dios hace milagros. La oración era mi única esperanza. Durante las largas caminatas recitaba el rosario con los dedos, ya que no llevaba el rosario”, recuerda Stefano.
Dos meses después de la captura, las fuerzas del gobierno atacaron a los rebeldes. En medio de la confusión de la batalla, Stefano logró escapar y, luego de varios días de camino sin ningún meta, fue encontrado por una patrulla del ejército.
Su familia ya lo había dado por muerto. “Le habían pedido a un sacerdote que celebrara una Misa por mí”, afirma Stefano. Sus padres y sus hermanos no querían que regresara al Seminario, pero Stefano sabía cuál era su lugar. Ahora es sacerdote.
Desde 1988 más de 30 mil niños y jóvenes han sido capturados por los rebeldes. Los jóvenes son obligados a convertirse en soldados y las niñas en esclavas sexuales. Los niños son violados, drogados, obligados a matar y a torturar, y son castigados brutalmente a la mínima resistencia; muchos son asesinados sin piedad. Algunos de los que logran escapar no se atreven a regresar a sus familias, debido a la vergüenza que sienten por las atrocidades que les han obligado a cometer. Los rebeldes no pocas veces obligan a los niños y jóvenes capturados a asesinar en sus propias poblaciones, incluso a matar a sus propios padres y hermanos, de manera que se regreso sea absolutamente imposible.
La Iglesia Católica ayuda a estos niños de diversas maneras. Por ejemplo, la estación de radio de la diócesis de Lira ha creado un programa especial que permite a los padres de los niños raptados enviar mensajes de amor para convencerlos de que regresen. También son los mismos niños soldado que han vuelto a sus hogares los que alientan a sus compañeros a no tener miedo y a regresar. A los rebeldes esta iniciativa no les agrada, por lo que en una ocasión incendiaron la estación. Sin embargo, la antena no se dañó y continúa transmitiendo los programas de Radio Wa (“nuestra radio”) y continúa funcionando con el apoyo de “Ayuda a la Iglesia que Sufre”, un proyecto que contribuye a la paz y a la reconciliación en Uganda. (L.M.) (Agencia Fides 31/7/2010)


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