AMÉRICA/URUGUAY - “El juego une… puede también asumir el valor de un ofrecimiento”

sábado, 12 junio 2010

Montevideo (Agencia Fides) – “Hinchas, jugadores, entrenadores, dirigentes, periodistas, sponsors y símbolos de los diversos países se entrecruzan por las calles y los estadios de Sudáfrica, rivalizando con el edificio de las Naciones Unidas”: así inicia la carta de Mons. Pablo Galimberti, Obispo de Salto, de la cual recibió una copia la Agencia Fides, que busca dar un testimonio sobre el valor del deporte con ocasión del inicio del campeonato mundial de fútbol.
“El juego implica enfrentamiento, azar, simulacro, donde el adversario representa desafíos, expectativas, obstáculos para afrontar. De ahí que nadie es ajeno y todos nos sentimos de algún modo dentro de ese movimiento, ya sea en un estadio, en la actividad social o la soledad de cada día” escribe Mons. Galimberti, que continúa: “los grandes juegos públicos alcanzaban una gran influencia social y psicológica. En torno a ellos cristalizaba el sentimiento cívico y nacional. Eran el vínculo que unía a una comunidad. Incidían en la vida privada como en la pública y los distinguía de los ‘bárbaros’. Durante el tiempo de los juegos se suspendían guerras, ejecuciones capitales y embargos judiciales. Era tiempo de tregua. Días consagrados generalmente a los dioses tutelares de las ciudades y confederaciones”.
Luego Mons. Galimberti dice: “Los juegos también pueden asumir el valor de una ofrenda. Los antagonistas rivalizan en destreza y resistencia y este derroche de energías, fatigas, sudores y hasta lágrimas lo ofrecen o dedican a un ser querido o a un ser superior. Algo de esto se ve al final de un partido o competencia ciclista cuando el vencedor de una prueba dedica el triunfo a su madre; o cuando un equipo camina hasta San Cono en Florida. Ojalá que algo de esto ocurra también en estos días”. (CE) (Agencia Fides, 12/06/2010 líneas 20, palabras 287)


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