ÁFRICA/CONGO RD - También al este del Congo el oro podría terminar siendo una maldición para la población local. Informe exclusivo para Fides

sábado, 5 junio 2010

Kinshasa (Agencia Fides)- A la reciente noticia sobre la muerte de unas 200 personas en Nigeria en los últimos meses, en actividades de extracción de oro de una mina, habría que agregar una serie de denuncias sobre daños ambientales y sobre los costos humanos provocados en varias zonas del África a causa de la explotación de los recursos auríferos.
A la Agencia Fides ha llegado un documento enviado por la “Red Paz para el Congo”, promovida por los misioneros que trabajan en la República Democrática del Congo (RDC), en el que se constata la preocupación por las actividades de una sociedad aurífera canadiense en Kivu del Sur, al este de la RDC.
Después de contar la historia de cómo la sociedad logro obtener la concesión minera, el documento presenta algunas consideraciones sobre las consecuencias que tendrá la explotación del oro en la población local.
“El territorio de Mwenga está habitado por dos tribus: los Balega y los Bashi”, afirma el documento. “Los Bashi ocupan la zona de Luhwinja y Burhinyi, en territorio de Mwenga y la de Kaziba y Ngweshe, en territorio de Walungu. La densidad es de unos 80 habitantes por Km2. La población vive de la agricultura de subsistencia y de la cría de bovinos y caprinos. El territorio es montañoso.
Para la explotación del oro la compañía expropia las tierras, única fuente de vida para los habitantes del lugar y transfiere la población a otras zonas. Es lo que ya ha comenzado a hacer en Twangiza, en la zona de Luhwinja en territorio de Mwenga. 850 familias han sido obligadas a abandonar sus propias tierras.
Dado que las familias de los Bashi están compuestas por lo general por 6 individuos, estaríamos hablando de más de 5,100 personas expulsadas. 450 son los mineros artesanales que viven de esta actividad y que perderán esta fuente de ingreso. La mayor parte de estos son ex milicianos, antiguos soldados y jóvenes que habían hecho del fusil un medio para ganarse la vida.
¿La explotación del oro en Kivu del Sur no corre el riesgo de tener consecuencias nefastas para la población de estas provincias? Habitantes y observadores se ponen este interrogativo y manifiestan su preocupación.
Vistas las medidas tomas en Twangiza también las otras poblaciones afectadas comienzas a temer por su futuro, ya que no saben hasta dónde llegará la expansión de esta empresa. Privados de su único medio de subsistencia, la tierra, dichos pobladores no sabrían donde vivir. Los habitantes de la zona tienen el temor de verse obligados a vivir en campamentos que con el transcurso del tiempo terminen por convertirse en verdaderos campos de concentración, en los que abundará la miseria y surgirán conflictos que podrían destruir el tejido social de cohabitación y sociabilidad que, hasta el momento ha sido una de las características de Kivu.
A la población no se le reconoce ningún derecho de prioridad para poder comprar un terreno en el que se encuentra oro, es más, corren el riesgo de ser expulsados.
La expulsión de los mineros artesanales de las minas, sin tener en cuenta ninguna posibilidad de reinserción socioeconómica, aumentará la inseguridad y la criminalidad, ya que estos jóvenes constituirán un campo fértil para el reclutamiento por parte de grupos armados aún activos.
La población de Twangiza teme que cuando se agoten los yacimientos de oro, la sociedad transfiera sus instalaciones a otro lugar, en perjuicio de los puestos de trabajo que asegura la minera.
Se teme además daños al ambiente y a la biodiversidad. En los procedimientos para poder extraer oro se usan sustancias altamente tóxicas como el cianuro. (L.M.) (Agencia Fides 5/6/2010 – líneas: 45; palabras: 620)


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