AFRICA - La reconciliación en Sierra Leona y Liberia; el testimonio de los Obispos a Fides

jueves, 29 abril 2010

Roma (Agencia Fides) - Sierra Leona y Liberia, pueden ser considerados dos países “gemelos” por haber nacido, aunque en contextos diferentes, de dos potencias anglófonas (Estados Unidos y Gran Bretaña), para dar una patria a los descendientes de los esclavos africanos. Más recientemente los dos países vecinos, han estado sumidos en dos largas y sangrientas guerras civiles, que se entrelazaban entre sí.
Guerras que han dejado heridas trágicas en la población civil, como explican en una entrevista con la Agencia Fides los Obispos de Liberia y Sierra Leona, en Roma para la visita Ad Limina.
“Las heridas de una guerra que ha durado una década son difíciles de curar, pero se están haciendo progresos en el ámbito de la reconciliación. Tenemos varios agentes de paz extranjeros que vienen a Liberia para trabajar junto con la Iglesia local” dice a Fides p. Chris Brennan, SMA Administrador Apostólico de la diócesis de Gbarnga, en el norte de Liberia.
“Todo el territorio de Liberia se ha visto afectado por la guerra, y la Iglesia ha sufrido los efectos negativos de los conflictos. Hemos sufrido la destrucción de infraestructuras eclesiásticas, varios misioneros, sacerdotes y religiosas fueron obligados a abandonar el país, reduciendo significativamente la capacidad de intervención de la Iglesia. Después de la guerra ha sido difícil levantar de inmediato las estructuras de la Iglesia”, dice el misionero.
“A pesar de las dificultades, la Iglesia sigue contribuyendo al desarrollo de Liberia a través de la educación, la salud, y por supuesto la pastoral”, afirma P. Brennan.
Uno de los crímenes más violentos de la guerra en Sierra Leona y Liberia ha sido el reclutamiento de niños soldados. La Iglesia está profundamente involucrada en la reinserción de estos jóvenes en la sociedad civil ya sea en Sierra Leona (ver Fides 10/21/2009), como en Liberia.
“Muchos jóvenes participaron en la guerra, entre los cuales niños soldado, que no lo eligieron. De hecho, son víctimas de la guerra. Estamos tratando de reintegrarlos a la sociedad, a través de programas especiales de las Naciones Unidas, de las iglesias y de otras organizaciones. Desafortunadamente, hay algunos que no pueden reintegrarse y permanecer al margen de la sociedad, o se trasladan a otro lugar para luchar como mercenarios”, dice p. Brennan.
“Desde que terminó la guerra en Sierra Leona (2002) hemos tenido dos elecciones que han marcado un paso positivo en el restablecimiento de la paz”, dice a Fides Su Excelencia Mons. Patrick Daniel Koroma, Obispo de Kenema y recientemente elegido Presidente de la Conferencia Episcopal de Gambia y Sierra Leona. “La población quiere la paz después de la violencia de una guerra brutal. Las principales dificultades están relacionadas con la situación económica. La gente quiere rehacer su vida, pero el desempleo está aumentando y esto causa problemas graves, especialmente a los jóvenes. Por esta razón, está aumentando la emigración a otros países”.
“El proceso de reconciliación - continúa el Obispo Koroma - está progresando bien, porque incluso antes de que el acuerdo de paz fuese firmado estábamos cansados de la guerra. La destrucción causada por el conflicto era claramente visible a toda la población de Sierra Leona. Por otra parte, el conflicto no fue una guerra étnica, sino una guerra por el control de los recursos del país, especialmente los diamantes, los “diamantes de sangre”; por lo tanto una guerra impuesta al país por fuerzas externas”.
“El tribunal de la ONU por los crímenes de guerra cometidos en Sierra Leona, que juzga a aquellos que han contribuido en la guerra, como los traficantes de armas, proporciona una ayuda muy importante en la consolidación de la paz, porque la gente ve que los crímenes que han sufrido no han quedado impunes”.
“Como Iglesia estamos comprometidos en la evangelización y en la promoción humana. Colaboramos con el gobierno en el campo de la sanidad, con nuestros hospitales, y en el de la educación, con las escuelas católicas. La Iglesia enseña a la gente a vivir juntos y ha perdonarse recíprocamente. Es fácil reconstruir los edificios destruidos, pero la reconstrucción de la mente, sanar las heridas espirituales es mucho más difícil. Nuestros sacerdotes, nuestros catequistas se dedican desde hace tiempo a curar estas heridas”, Mons. Koroma. (L.M.) (Agencia Fides 29/04/2010)


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