AFRICA/KENYA - “La Cuaresma es el momento propicio para redescubrir el amor de Dios por cada uno de nosotros”, escribe el Arzobispo de Mombasa

jueves, 18 febrero 2010

Mombasa (Agencia Fides) – “La Cuaresma nos ayuda a vivir el sufrimiento, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo”, escribe Su Excelencia Mons. Boniface Lele, Arzobispo de Mombasa, Kenya, en su mensaje cuaresmal, remitido a la Agencia Fides.
“Dos acontecimientos de la vida de Nuestro Señor nos ayudan a entender la Cuaresma”, afirma Mons. Lele. “El primero, antes de que Jesús comenzase su ministerio público se fue al desierto para orar y ayunar por cuarenta días. El segundo, cuando se acercaba el momento de dar su vida por nosotros, emprendió el viaje a Jerusalén, sabiendo que iba al encuentro de la muerte”. “¿Qué le dio el coraje y la fuerza necesaria?”, se pregunta Mons. Lele. La respuesta está en el bautismo que el Mesías ha recibido de Juan el Bautista antes de entrar en el desierto” (Mc 1, 9 - 11).
“En el Bautismo de Jesús, Dios Padre ha dejado claro que Jesús es el hijo predilecto, y ha subrayado la eterna relación entre el Padre y el Hijo. En el bautismo se nos compara a Jesús como sus hermanos y hermanas. Dios Padre nos ha dicho a través de Jesús, su Hijo: “Tú eres mi hijo/hija amado”. La realidad más importante durante la Cuaresma, y en realidad de siempre, es para cada uno de nosotros el ser conscientes y aceptar que somos amados del Señor, nuestro Dios. Esta conciencia nos debería ayudar a ser agradecidos, pero también humildes. No nos merecemos un amor inconmensurable como el de nuestro Dios, pero Él nos ama igualmente más de lo que podremos jamás entender”, dice el mensaje.
“Debemos ser humildes y aceptar su amor, pero también ser conscientes de que Él nos ama a todos por igual, incluso aquellos que no lo saben”, continúa Mons. Lele. “El tiempo de Cuaresma es un tiempo para mirar y aceptar a los demás como nuestros hermanos y hermanas. Debemos estar dispuestos a sacrificar todo lo que podamos para ayudar a los demás, especialmente a los enfermos, los pobres y marginados. Debemos tratar de aceptar los sufrimientos que pueden ser inevitables en nuestras vidas. Debemos tratar de renunciar a algunas distracciones para ayudarnos a crecer como Jesús y, si es necesario, ser capaces de ayudar a otros en necesidad. Todos somos parte del amor del Padre celestial”, concluye el mensaje. (L.M.) (Agencia Fides 18/2/2010)


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