AMÉRICA/HAITÍ - Testimonio de una fe sólida en medio de los escombros luego del terremoto

viernes, 29 enero 2010

Port pu Prince (Agencia Fides) – Continúan llegando a Agencia Fides diversos testimonios de sacerdotes, misioneros, misioneras y voluntarios que están trabajando entre los escombros luego del terremoto de Haití, en Port au Prince. A continuación reproducimos algunos de ellos, enviados a la Agencia Fides por Janet Fearns, FMDM, de la Dirección nacional de las Obras Misionales Pontificias (Missio) de Ingland y Wales.
Sólo 20 días después del terremoto de magnitud 6.5 que se verificó en la frontera entre México y Guatemala, un equipo mexicano para desastres, extrajo a una mujer de 69 años de entre los escombros de la Catedral de Port au Prince. Algunos de los rescatistas lloraron de alegría cuando vieron aparecer de entre los escombros a Ena Zizi, cubierta de polvo, cantando himnos sagrados, quien declaró que fue su fe católica la que la ayudó a superar esta prueba tan dura. “Hablé con mi jefe, Dios –afirmó Ena–. No tenía necesidad de nada más desde el punto de vista humano. “Estoy bien, dijo a los médicos que le diagnosticaron una severa deshidratación, una anca dislocada y una pierna rota.
Un religioso jesuita americano, que trabaja con el Jesuit Refugee Services, escribió: “De un día a otro me vi a mí mismo amando a estas personas de una manera que las convierte en un modelo para mí, y las coloca en un plano más alto”. Otro voluntario jesuita explicó cómo los haitianos están sanando sus heridas, ayudándose los unos a los otros, ignorando el propio dolor para atender a los que se encuentran en mayor necesidad.
“Desde el primer día la Iglesia ofreció su apoyo”, afirma Clare Dixon, responsable de la sección latinoamericana del Caribe y del Cafod, organismo de ayuda de la Iglesia católica, que está trabajando en colaboración con Caritas. “Es extraordinario el que tantas personas, que trabajan día y noche para llevar ayuda hayan interiorizado este terrible dolor. Cuando alguno pregunta dónde estaba Dios durante el terremoto, responden: estaba aquí con nosotros”.
El P. Valon, un misionero que estaba trabajando en Haití, escribió a Missio-France: “Una cosa es segura y obvia: Dios está mucho más presente en el sufrimiento, porque cuando un niño sufre, sus padres le prestan mucha más atención. Dios está allí, con la gente de Haití, amándoles con el mismo amor”. (AR) (Agencia Fides 29/01/2010; líneas 28, palabras 398)


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