AMERICA/HAITI - Padre Pepe, conductor y misionero: horas y horas conduciendo el pick-up, para llevar ayudas y solidaridad

martes, 26 enero 2010

Jimani (Agencia Fides) – El mundo entero conoce ya la situación que vive Haití después del terremoto. La Iglesia, que también ha sufrido enormes pérdidas de personas y estructuras, se ha puesto inmediatamente en marcha con los medios disponibles para llevar consuelo y socorro a las víctimas del terremoto, como cuentan los testimonios que llegan a la Agencia Fides. Para poder hacer llegar las ayudas por tierra a cuantos no tienen nada, no sirven sólo los medios y el conocimiento de las carreteras, en gran parte dañadas por el terremoto: son indispensables conductores capaces de realizar su tarea con rapidez y especial conocimiento de la zona .
Uno de ellos es el padre Pepe Rodríguez Silverio, misionero claretiano de la comunidad de Jimaní, en la frontera con Haití, por donde pasa toda la ayuda internacional que se mueve en camiones. Como dice a Fides el Padre Carmelo, CMF, en la crónica de su cuarto viaje a Haití, el padre Pepe realiza un “trabajo silencioso, sacrificado y eficaz”, es realmente un gran “conductor Misionero Claretiano”. “Al volante de su camioneta, aunque es capaz de conducir cualquier vehículo, p. Pepe es un conductor experto y ágil, mide las distancias en milímetros, encuentra atajos para superar las interminables filas de camiones gigantes, porque conoce los hoyos y hundimientos en los 45 Km. De carretera entre Jimaní y Puerto Príncipe. Rápido en la autopista (si se puede llamar así a la Carretera Nacional), procede lentamente y con precaución en las calles de la ciudad o llenas de gente, siempre amable y ocurrente, con una buena dosis de humor”. Padre Pepe Rodríguez Silverio, con su barba gris típica, es originario de Puerto Plata, en el norte de la República Dominicana, la “Perla del Atlántico”.
Como cuenta padre Carmelo, “padre Pepe presta un servicio único, actuando como enlace con nuestros hermanos en Haití: transporta médicos voluntarios y enfermeras en su viaje y de ida y de regreso, lleva la solidaridad y el apoyo esencial de los medios de transporte como generadores de electricidad o barriles de combustible, etc. Nosotros claretianos estamos orgullosos de nuestra comunidad de Jimaní, que se está donando por el reino, y por los más pequeños y sufrientes. P. Roselio, responsable del centro social, asiste a un gran número de niños heridos, desde el amanecer hasta el anochecer, y P. Pepe, ‘taxista humanitario”, conduce sin parar durante horas y horas, como un autentico ‘taxista sin fronteras’”. (CE) (Agencia Fides 26/01/2010)


Compartir: