AMÉRICA/BRASIL- La periferia de São Paulo, entre la desocupación y la precariedad: el compromiso de las Misioneras de la Inmaculada

sábado, 9 enero 2010

São Paulo (Agenzia Fides) – Desocupación, precariedad, falta de asistencia sanitaria, analfabetismo, son todos aspectos presentes en muchas de las favelas de São Paulo, en Brasil. Annamaria Fornasiero, Misionera de la Inmaculada (MI), quien trabaja en el país, le contó a la Agencia Fides algunas de las iniciativas de las MI para aliviar los sufrimientos de tantas personas.
“Nuestro CENFIRC (Centro de Formación Irmã Rita Cavenaghi), surgió en la gran periferia del sur de la metrópolis de São Paulo, ciudad llena de contradicciones, rica y pobre a la vez –dice Sor Annamaria –. Faltan escuelas, espacios públicos de recreación, centros deportivos y culturales. Muchísimos niños desde los dos hasta los catorce años no pueden ir al colegio porque no existen no suficientes centros educativos para acoger a todos. En una de las tantísimas favelas nació nuestro colegio. Las mujeres que viven en la favela (me refiero a quien tiene algún tipo de trabajo mínimo en servicios caseros, limpiando, lavando, planchando, etc) a menudo representan la única fuente de sostenimiento para sus hijos. La casa se transforma, así, en el lugar en el que los pequeños permanecen solos, o tal vez están más bien en la calle durante todo el día, mientras los adultos sólo regresan en las noches para descansar. Son tantos los vendedores ambulantes que buscan ganarse la vida como pueden. Las habitaciones son muy modestas, alguna construida incluso con láminas de zinc, madera o cartón; otras con algún muro de ladrillos. Las alcantarillas están descubiertas y no existe ningún plan de zonificación porque se tratan de terrenos invadidos. La mayor parte de la población es semianalfabeta y proviene del noreste del país, por lo cual no siempre la integración social es fácil. El Estado permanece ausente, particularmente en el sector de la salud pública; la mayor parte de las actividades sociales provienen de instituciones religiosas y de ONGs que, obviamente, no llegan a cubrir todas las necesidades”
“En este contexto social descrito - continúa Sor Annamaria - la Pastoral de la Salud de la Parroquia São Francisco Xavier, un pequeño grupo de 20 personas, se ha comprometido a preservar y defender la vida. Visitando las familias de la parroquia nos hemos dado cuenta que los auténticos pobres son aquellos que no pueden acceder ni siquiera a los pocos servicios sanitarios que existen, porque están enfermos o inmovilizados por largas enfermedades, o porque son enfermos terminales. En los últimos cuatro años hemos obtenido el servicio de asistencia domiciliaria para unos sesenta enfermos inmovilizados en cama. Los pacientes son visitados y acompañados por dos equipos de médicos y, desde hace cerca de un mes, se ha sumado un tercer equipo formado por enfermeros acompañados por un asistente social”.
“Para nuestra gente esto es una gran señal de la bondad de Dios, que vela particularmente sobre sus hijos más pequeños, y sobre los pobres que no tienen quién se acuerde de ellos”, concluyó Sor Annamaria. (AF/PF) (Agencia Fides 9/1/210 líneas 33, palabras 488)


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