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Mombasa (Agencia Fides) - “Cuando he sabido que era seropositiva se lo he dicho enseguida a mi marido que me ha amenazado con no decirlo a nadie. Y yo no he osado contradecirlo”. Inicia así la historia de Tatu Saidi, una chica keniata de 14 años, viuda, de la Coast Province, que ha llegado a la Agencia Fides con ocasión de la Jornada Mundial de la lucha contra el Sida. El papá de Tatu la ofreció como esposa cuando tenía sólo 13 años, haciéndola interrumpir la escuela. Siendo una esposa sumisa, era bien consciente del hecho que el marido tenía otras relaciones, pero no podía hacer nada. “Mi marido – continua Tatu – era inmaduro y no entendía la diferencia entre estar soltero y el ser casado. Siempre ha continuado comportándose como si no tuviese mujer”.
La joven quedó enseguida embarazada después de la boda, y cuando hizo uno de los controles prenatales supo que era seropositiva. El marido murió pocos meses más tarde por complicaciones unidas al Sida. En Kenia el VIH viene fuertemente asociado a un comportamiento inmoral y el prejuicio social que hay alrededor del HIV/SIDA en la comunidad intensamente religiosa a la que pertenece la chica no le ha facilitado ciertamente el revelar su condición. A pesar de que continúan los esfuerzos y el empeño contra la difusión del HIV, algunas prácticas culturales tradicionales en varias partes del país como la Coast Province, siguen obstaculizando su bueno éxito. Los matrimonios precoces en la región en la que vive Tatu, por ejemplo, son comunes, y las niñas de nueve años a menudo vienen dadas como esposas a hombres más ancianos.
Los hospitales católicos están comprometidos con los periodistas locales en aumentar la toma de conciencia de las prácticas culturales que pueden llevar a una mayor difusión del VIH y reducir el prejuicio social. La historia de Tatu es una de las muchas de la Coast Province, dónde los contagios están aumentando. (AP) (1/12/2009 Agencia Fides)
