EUROPA/AUSTRIA - “En lo que se refiere a los huérfanos de Sida, el desafío no es solamente la asistencia médica, sino sobre todo dar sentido a una breve vida de estos niños”: compromiso de Missio Austria para sostener proyectos que se ocupan de las víctimas del Sida.

lunes, 30 noviembre 2009

Viena (Agencia Fides) – “El Sida es una plaga terrible. Sobre todo en lo que se refiere a los huérfano de Sida, el desafío no es solamente la asistencia médica, sino sobretodo buscar dar un sentido a la vida, con frecuencia demasiado breve, de estos niños. El gozo de vivir de estos niños enfermos nos enseña el fin último de nuestra vida: amar y ser amados, afirma Mons. Leo-M. Maasburg, Director Nacional de las Obras Pontificias en Austria (Missio Austria) en una declaración enviada a Fides en vistas a la Jornada Mundial contra el Sida del 1º de diciembre.
Los países más afectados de la pandemia son los en desarrollo: el 98% de los muertos por Sida se registra en efecto en los países del sur del mundo. Missio Austria quiere atraer la atención sobre las graves consecuencias de la pandemia para los niños, crear una conciencia de las razones y contextos, mostrar posibilidades concretas de solución. Missio Austria sostiene desde hace años proyectos para el cuidado de enfermos de Sida, ayuda para las viudas y huérfanos, y sobre todo para cuidar también los aspectos psicosociales y espirituales relacionados con la enfermedad.
“Somos casi los únicos que ayudan a las madres enfermas de Sida y sus hijos”, dice P. John Phuong Dinh Toai, camiliano de 33 años, que por pedido del Arzobispo de Thanh-Pho Ho Chi Minh (Vietnam), el Cardenal Jean-Baptiste Pham Minh Man, administra un orfanato para niños con padres que padecen Sida o que ya han fallecido por la enfermedad. En el país asiático el Sida es un argumento del que no se habla, y quien se ve afectado es marginado de la sociedad. Andreas Thonhauser, Redactor jefe de la revista misionera editada por Missio Austria “Alle Welt”, ha recogido los testimonios de este joven sacerdote que alberga actualmente en la estructura por él administrada junto a diversos colaboradores a 60 niños, mientras otros 300 son seguidos en sus familias.
“Tratamos de hacer estar a los niños la mayor cantidad de tiempo con sus padres”, dice el P. John, quien casi había terminado los estudios médicos cuando descubrió la vocación y el deseo de dar algo más, además de la ayuda médica: “Mi más grande deseo era, y lo es aún, el servir a los hombres, servir a Dios y llevar a Cristo a los hombres”. De este modo, P. John acompaña también a los niños que en el orfanato deben afrontar la propia muerte: “Hemos recogido a muchos de nuestros niños por la calle. Buscamos darles una vida digna pero también una muerte digna”. En cada caso, con su presencia P. John quiere cambiar en un bien la realidad de los huérfanos de Sida y regalar a estos niños, con su disponibilidad hacia ellos, una existencia digna. (MS) (Agencia Fides 30/11/2009; líneas 32, palabras 507)


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