dalla Rivista Illustrata della Esposizione Missionaria Vaticana
Roma (Agencia Fides) - Hace cien años, los peregrinos que llegaban a Roma para el Jubileo de 1925 podían encontrarse con el mundo entero. En los Jardines Vaticanos, por voluntad del Papa Pío XI, se habían instalado los pabellones de la “Exposición Misionera Vaticana”. Reunían, entre otras cosas, artesanías provenientes de los desiertos y las selvas tropicales. Huevos de aves y reptiles de todas las latitudes. Pero también cartas y testimonios de numerosos misioneros, con sus relatos de regiones consideradas entonces inaccesibles.
A cien años de distancia, un Congreso internacional de estudios vuelve a poner el foco en aquel evento. Se titula “A un siglo de la Exposición Misionera Vaticana, encrucijada de un mundo global (1925-2025)”, y más que conmemorar, pretende resaltar la relevancia innovadora y la actualidad de aquella iniciativa visionaria.
El Congreso ha sido promovido por diversas instituciones: la Pontificia Universidad Urbaniana (facultad de misiología), la Universidad IULM, el Comité Pontificio de Ciencias Históricas y los Museos Vaticanos. La iniciativa tiene un carácter “itinerante”, se desarrolla entre Roma y el Vaticano los días miércoles 5 y jueves 6 de noviembre, y las distintas sesiones (ver programa adjunto) se realizan en diferentes sedes: Palazzo Cipolla (sede romana de la Universidad IULM), el Auditorio Juan Pablo II de la Pontificia Universidad Urbaniana y la Sala de Conferencias de los Museos Vaticanos.
La Exposición Misionera Vaticana buscaba ilustrar la amplia difusión de las misiones católicas en el mundo y, al mismo tiempo, dar a conocer las tradiciones culturales, artísticas y espirituales de todos los pueblos.
La Exposición – se lee en el comunicado de prensa difundido por los organizadores del Congreso – finalizó el 9 de enero de 1926, registrando más de un millón de visitantes y obteniendo un gran consenso crítico. Las más de 100.000 obras en exhibición, provenientes de todo el mundo, se presentaron en veintiséis pabellones, realizados ad hoc para la ocasión.
El éxito de la Exposición convenció a Pío XI a fundar, el 12 de noviembre de 1926, un Museo Etnológico, confiando su dirección a Wilhelm Schmidt, etnólogo y misionero de la Sociedad del Verbo Divino (SVD).
Los dos días de estudios y análisis concluirán con una visita al Museo “Anima Mundi”, que en el complejo de los Museos Vaticanos representa “el heredero” (constantemente actualizado y renovado en la disposición y selección de las obras expuestas) del Museo etnológico encomendado al padre Schmidt.
El Congreso Internacional no tiene solo un alcance conmemorativo, sino que se inserta plenamente en el horizonte de un nuevo “tiempo misionero” señalado con insistencia en el magisterio del Papa Francisco y del Papa León XIV.
La preocupación por la obra misionera también era la brújula que guiaba a Pío XI, en continuidad con su predecesor Benedicto XV, el Pontífice que en 1919 había firmado la Maximum illud, Carta apostólica “sobre la actividad realizada por los Misioneros en el Mundo”. El historiador André Rétif definió a Achille Ratti como “el Papa de las misiones”, por el impulso que dio a la obra misionera de la Iglesia de Roma.
Fueron años cruciales, marcados por la inicial crisis de los colonialismos, en los que también a partir de la Exposición Misionera Vaticana se manifestó con nuevo impulso la fuerza, audacia y creatividad del espíritu misionero que anima a la Iglesia de Roma. Tras la Exposición, en 1926 se instituye la Jornada Mundial de las Misiones; ese mismo año se completó el traslado a la sede del Gianicolo del Pontificio Ateneo Urbano, antecedente de la Pontificia Universidad Urbaniana, nacido para la formación de jóvenes seminaristas provenientes de países de misión. Un año después, en 1927, nacerá también nuestra Agencia Fides, primera Agencia misionera de la Iglesia.
El objetivo de la Expo, como escribió el mismo Pío XI, era “reunir y exponer en esta Ciudad, capital del mundo, todo aquello que sirva para arrojar luz sobre la naturaleza y la acción de las misiones católicas, sobre los lugares en que operan, en una palabra, todo lo que se refiere a ellas”.
Instalados en los jardines junto a los Museos Vaticanos, los pabellones de la Exposición se dividían en dos grandes bloques de base geográfica: Tierra Santa, América, algunas regiones de Asia e Indochina en el patio de la Piña; China, Japón, Oceanía y África en el jardín contiguo. En la galería del Museo Chiaramonti se instalaron, en cambio, stands en los que se mostraban los recorridos, empresas e historias de todos los Institutos Misioneros involucrados en la realización de la Expo. Finalmente, un pabellón aislado estaba dedicado al tema de la higiene y la medicina. Todo ocupaba una superficie de unos 10.000 metros cuadrados, para un total de treinta y ocho pabellones.
El objetivo principal de la exposición era documentar la actividad de los misioneros y poner de relieve toda la obra apostólica sostenida por la Iglesia en misión. Se destacaba el amplio recurso de los misioneros a las herramientas proporcionadas por las ciencias: geografía, lingüística, física, astronomía, botánica…
A los visitantes, además de libros y artesanías, se les mostraban también mapas geográficos de las zonas más remotas del mundo, junto con la información recopilada por los misioneros sobre mineralogía, flora y fauna de las tierras de misión. En un pabellón también estaban disponibles para consulta dos colecciones completas de la revista Les Missions Catholiques y una doble colección de los Anales de la Propagación de la Fe. Se trataba de revistas dedicadas exclusivamente a las misiones, compuestas por 158 volúmenes e ilustradas con más de 15.000 reproducciones de bocetos, dibujos y fotografías enviadas por los misioneros.
Y esto con el objetivo de dar a conocer las historias vinculadas a la obra misionera, los verdaderos frutos de las misiones, los numerosos testimonios de hombres y mujeres transformados por el encuentro con el Evangelio, con la esperanza también de tocar corazones y generar su apoyo material y espiritual a las obras de la Iglesia en tierras de misión, contrastando además las representaciones manipuladas de los críticos que denigraban la obra misionera acusándola de “oscurantismo”.
(GV) (Agencia Fides 4/11/2025).