Abuja (Agencia Fides) – «La inseguridad en Nigeria es cada vez más grave y generalizada, pero la Iglesia continúa con su actividad a pesar de las dificultades», afirma a la Agencia Fides don Solomon Patrick Zaku, Director Nacional de las Obras Misionales Pontificias (OMP) en Nigeria.
En la entrevista concedida a Fides, don Zaku describe la compleja situación a la que se enfrenta no solo la Iglesia, sino toda la población nigeriana, afectada por la violencia de múltiples grupos armados presentes en distintas regiones del país: yihadistas de varias facciones surgidas de Boko Haram, bandas de pastores fulani, grupos armados y redes de secuestro.
-¿Puede describirnos la situación de inseguridad en Nigeria?
-La situación es tensa debido a la inseguridad que afecta a casi todas las zonas de Nigeria. El Gobierno está haciendo todo lo posible para garantizar la seguridad de todos, pero no es suficiente. Hay demasiadas personas afectadas por distintos tipos de violencia: asesinatos, masacres, robos violentos, ocupaciones forzadas de tierras, secuestros.
La Iglesia, especialmente en zonas como el Middle Belt, sufre numerosos ataques contra sus estructuras (parroquias, centros de salud, escuelas). También se producen secuestros con fines de extorsión de sacerdotes, religiosos y religiosas. El secuestro es un fenómeno generalizado que afecta a todos los nigerianos, por lo que el personal religioso no es atacado exclusivamente por su condición.
En cuanto a los ataques contra estructuras de la Iglesia, entre las zonas más golpeadas se encuentra el estado de Benue, en el sureste del país, donde las diócesis de Makurdi, Gboko y Katsina-Ala sufren agresiones constantes atribuidas a bandas de pastores fulani. La situación es tan grave que, la semana pasada, el padre Joseph Beba, presidente de la diócesis de Makurdi de la Asociación de Sacerdotes Católicos Diocesanos Nigerianos, emitió un comunicado alertando sobre la violencia sistemática contra la población local. Al menos 50 personas, entre ellas mujeres y niños, han perdido la vida, y numerosas propiedades han sido destruidas. La inseguridad ha obligado al cierre de 15 parroquias en la diócesis de Makurdi
-¿Cómo vive la Iglesia estas dificultades?
-A excepción de los casos más graves, como los del estado de Benue, la Iglesia continúa con sus actividades. El pueblo nigeriano es profundamente religioso. A pesar de los ataques, los fieles siguen acudiendo a las parroquias. Al ver las imágenes de las zonas afectadas en redes sociales, se podría pensar que los creyentes abandonan la práctica religiosa, pero no es así: siguen asistiendo a misa, incluso en condiciones precarias. La Iglesia hace todo lo posible para consolar y fortalecer a las comunidades que viven en medio de la inseguridad
-¿Y las OMP logran llevar a cabo su misión eficazmente?
-La misión de las Obras Misionales Pontificias es fomentar el espíritu misionero entre los fieles. En Nigeria contamos con unas cincuenta diócesis, y en cada una hay un director de las OMP. A pesar de las dificultades, el trabajo continúa con entusiasmo, especialmente en iniciativas como la Santa Infancia. Recuerdo las palabras de san Pablo: “Nada nos separará del amor de Dios”. Con este espíritu seguimos adelante. Por supuesto, tomamos precauciones para minimizar los riesgos: realizamos nuestras actividades durante el día y evitamos desplazamientos por zonas o caminos peligrosos.
(L.M.) (Agencia Fides 7/6/2025)