ÁFRICA/BURKINA FASO - Fe, alegría, resistencia y coraje: en medio de la violencia y la desolación la población sigue rezando, cantando y bailando

lunes, 13 mayo 2024

Kantchari (Agencia Fides) - El padre Maxime y el padre Clément son dos misioneros redentoristas que trabajan en la ciudad burkinesa de Kantchari, en la frontera con Níger, muy castigada por varios atentados terroristas que han provocado desolación y hambre.

"Llegamos a Kantchari el 5 de octubre de 2023, y nos encontramos con una ciudad casi desierta. La población estaba compuesta principalmente por desplazados internos e indígenas que no habían podido marcharse. A nuestra llegada no había alimentos ni medicinas", explica el padre Clément Kourossangama, que es el párroco. "Los pocos productos que algunos estafadores lograban introducir en la ciudad, eran extremadamente caros e inaccesibles para la mayoría. Por si todo esto fuera poco, estábamos rodeados por el fuego de los cañones y los que se atrevían a aventurarse fuera de la ciudad eran asesinados".

"La gente nos estaba esperando. El regreso de los padres era un gran signo de esperanza", prosigue el redentorista. “A pesar de los disparos, los fieles participaron en la misa cuando llegamos y eso también nos dio mucho valor. Demostraron una gran fe, alegría, resistencia y coraje. No teníamos suficientes hostias y el poco dinero que habíamos recogido se concentró en proporcionar lo esencial para alimentar a la gente. Sin embargo, al son de los cañonazos y en medio de una población hambrienta, seguimos anunciando a Cristo lo mejor que podemos".

"A pesar de los violentos y renovados ataques, insistimos en celebrar la misa y los fieles participaron. Pero la situación se descontroló en el momento de la consagración. Cuando los militares intervinieron, los terroristas ya habían matado a varios civiles, se habían llevado el ganado, quemado graneros y todo lo demás. En esos momentos de gran pánico, mientras el celebrante se apresuraba a terminar la misa y despedir a la asamblea lo antes posible, nos dimos cuenta de que la población convergía hacia la parroquia para buscar refugio. Con la intervención del ejército, el ataque cesó, dejando desolación en los corazones y cadáveres en los brazos de algunas familias. ¿Qué decir a los feligreses durante la misa del domingo, que rebosa de gente?".

"Durante todo este tiempo, con la oración y con los soldados y voluntarios para la defensa de la patria (VDP), toda la población ha tratado de infundirse coraje mutuamente -prosigue el padre Clement-. El fuego de los cañones amainó ligeramente hacia Navidad y se abrigaba la esperanza de la llegada de un convoy con víveres. A unos diez kilómetros, a la entrada de Kantchari, llegó el tan esperado convoy, pero trajo consigo una enorme pérdida de vidas a causa de los ataques.

"Desgraciadamente -afirma el misionero-, a finales de marzo, se han reanudado los ataques, aunque en menor medida. A pesar de ello, todo el mundo mantiene la esperanza de un mañana mejor, sobre todo porque se está trabajando mucho en el frente de la seguridad. En la parroquia, seguimos celebrando, rezando, cantando y bailando. Los que han pasado antes por Kantchari saben que es un pueblo al que le encanta cantar y bailar... hasta el kyrie", subraya el padre Clement. "Pero no siempre es fácil predicar cuando uno tiene delante a personas que a menudo llevan días ayunando. Sea como fuere, esperamos un mañana mejor y eso nos hace seguir adelante con los feligreses y toda la población".
(AP) (Agencia Fides 13/5/2024)


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