INSTRUMENTUM MENSIS APRILIS PRO LECTURA MAGISTERII SUMMI PONTIFICI BENEDICTI XVI PRO EVANGELIZATIONE IN TERRIS MISSIONUM

sábado, 13 mayo 2006

El mes de abril para el Santo Padre Benedicto XVI ha estado caracterizado por los últimos días de la Cuaresma, culminados por la Semana Santa y después por la Santa Pascua, días marcados por una intensa oración. El Papa Benedicto XVI presidió el Via Crucis en el Coliseo, aquel mismo Via Crucis del que hace un año escribió las meditaciones. El día de Pascua, en el mensaje pronunciado antes de la bendición Urbi et Orbi, desde la Logia central de la Basílica Vaticana, el Papa Benedicto XVI, además de recordar cómo la Resurrección de Cristo es el misterio central de la fe cristiana, dirigió una invitación solemne a la Comunidad Internacional, pidiendo atención y ayuda para las poblaciones del globo más afectadas por la pobreza y la violencia. “Que el espíritu del Resucitado - dijo el Pontífice en el Mensaje de Pascua - traiga consuelo y seguridad, particularmente, a África a las poblaciones de Darfur, que atraviesan una dramática situación humanitaria insostenible; a las de las regiones de los Grandes Lagos, donde muchas heridas aún no han cicatrizado; a los pueblos del Cuerno de África, de Costa de Marfil, de Uganda, de Zimbabwe y de otras naciones que aspiran a la reconciliación, a la justicia y al desarrollo. Que en Irak prevalezca finalmente la paz sobre la trágica violencia, que continúa causando víctimas despiadadamente. También deseo ardientemente la paz para los afectados por el conflicto de Tierra Santa, invitando a todos a un diálogo paciente y perseverante que elimine los obstáculos antiguos y nuevos. Que la comunidad internacional, que reafirma el justo derecho de Israel a existir en paz, ayude al pueblo palestino a superar las precarias condiciones en que vive y a construir su futuro encaminándose hacia la constitución de un auténtico y propio Estado. Que el Espíritu del Resucitado suscite un renovado dinamismo en el compromiso de los Países de Latinoamérica, para que se mejoren las condiciones de vida de millones de ciudadanos, se extirpe la execrable plaga de secuestros de personas y se consoliden las instituciones democráticas, en espíritu de concordia y de solidaridad activa. Por lo que respecta a las crisis internacionales vinculadas a la energía nuclear, que se llegue a una salida honrosa para todos mediante negociaciones serias y leales, y que se refuerce en los responsables de las Naciones y de las Organizaciones Internacionales la voluntad de lograr una convivencia pacífica entre etnias, culturas y religiones, que aleje la amenaza del terrorismo.”


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