VATICANO - MENSAJE DEL PAPA A CARITAS INTERNACIONAL: “QUE LA AYUDA OFRECIDA NO SEA LA LIMOSNA DEL RICO AL POBRE SINO UN COMPARTIR FRATERNO, UN RECONOCIMIENTO DE UNA AUTÉNTICA IGUALDAD ENTRE TODOS”

martes, 8 julio 2003

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “Mundializar la solidaridad”: es el tema de la XVII Asamblea General de Caritas Internacional que se desarrolla en Roma del 7 al 12 de julio. Con este motivo el Santo Padre Juan Pablo II ha enviado un Mensaje el Presidente del organismo Mons. Fouad El-Hage en el que expresa su reconocimiento a la organización “por poner en práctica de forma activa y competente, el precepto de la caridad y por su generoso trabajo en el mundo entero, sobre todo al servicio de los más necesitados".
Citando el tema elegido para esta Asamblea el Papa recuerda que está inspirado en la Carta apostólica Novo Millenio Ineunte en la que se subrayaba la necesidad de una “nueva fantasía de la caridad”... “que promueva no tanto y no sólo la eficacia de las ayudas prestadas, sino la capacidad de hacerse cercanos y solidarios con quien sufre, para que el gesto de ayuda sea sentido no como limosna humillante, sino como un compartir fraterno” (cfr. NMI, 50). El Santo Padre evidencia que el mundo actual se caracteriza “por vínculos cada vez mayores de interdependencia entre los sistemas, las naciones y las personas pero se encuentra también amenazado por divisiones, cerrazones y oposiciones violentas”. No es hoy posible limitarse a un aspecto parcial de los problemas ignorando lo que viven los otros: “la mundialización ha pasado a ser el horizonte obligado de toda política” y esto vale también para la economía, la asistencia y el socorro internacional.
“Para que la solidaridad sea mundial – prosigue el Mensaje - es necesario que tenga en cuenta a los pueblos del mundo entero. Mundializar la solidaridad requiere todavía muchos esfuerzos en estrecho y constante relación con las organizaciones internacionales... para equilibrar de una forma nueva las relaciones entre los países ricos y los países pobres, para que cesen las relaciones de asistencia en una sola dirección que contribuyen, con demasiada frecuencia, al incremento del desequilibrio mediante un mecanismo de deuda permanente”.
El Papa recuerda también que la mundialización de la solidaridad “constituye ante todo una respuesta a los llamamientos apremiantes del Evangelio de Cristo” y exige una auténtico camino de conversión de la mentalidad y de las personas. “Para que la ayuda ofrecida al otro deje de ser la limosna del rico al pobre, humillante para este último y quizá fuente de orgullo para el primero, para que se convierta en algo compartido fraternalmente, es decir, en reconocimiento de una auténtica igualdad entre todos, es necesario volver a comenzar de Cristo, arraigar nuestra vida en el amor de Cristo, que hace de nosotros sus hermanos”. (S.L.) (Agencia Fides 8/7/2003 Líneas: 37 Palabras: 478)


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