AFRICA/SUDAN DEL SUR - Las tasas de malnutrición infantil se incrementan sin medida: el 73% más con respecto a todo el 2013

martes, 22 julio 2014

Leer (Agencia Fides) - Después de los ataques a las instalaciones médicas, otra plaga que aflige Sudán del Sur en este momento tan crítico, se trata de las tasas de desnutrición infantil que han alcanzado niveles alarmantes. Desde que estalló el conflicto en diciembre, se han disparado en algunas zonas de los estados de Alto Nilo, Unidad y Jonglei (véase Fides 10/7/2014). Más de 13.270 niños, en su mayoría menores de cinco años de edad, han sido incluidos en los programas de alimentación de la Ong Médicos sin Fronteras (MSF) en el sur de Sudán desde principios de año. En la ciudad de Leer, los equipos de MSF trataron 40 casos de desnutrición en el mes anterior al comienzo de las hostilidades, hoy han aumentado a más de mil. Violencia, desplazamientos y escasez de alimentos son las principales causas de este pico y del creciente número de niños que necesitan atención médica urgente.
En Unity State, el alcance de la malnutrición se ha hecho evidente en mayo, cuando las personas desplazadas por los combates han vuelto a Leer después de vivir durante meses en el monte. En la ciudad han sido hospitalizas por desnutrición durante los últimos dos meses más personas (2.810 entre y junio de 2014) que, en todo el 2013 (2.142). En Bentiu, la estructura especializada de MSF abierta en mayo de 2014 para tratar a las personas con desnutrición grave debido con complicaciones médicas (incluida la diarrea, las infecciones pulmonares y deshidratación), ya han sido admitidos 239 niños, 42 de los cuales han muerto. En el estado de Jonglei, las instalaciones de MSF en el Lankien y Yuai han visto un incremento del 60% de las hospitalizaciones en los primeros seis meses del año en comparación con el mismo periodo del año anterior, pasando de un promedio de 175 por mes en 2013 a unos 290 en 2014. En el Upper Nile State, al norte de Malakal, los equipos de MSF han atendido 2.064 personas, la mayoría niños. Una investigación reciente en la zona ha encontrado altos índices de mortalidad. Las muchas personas desplazadas en el monte han perdido su ganado, cultivos, semillas y herramientas agrícolas. Viven en medio de agua turbia y estancada y están tratando de sobrevivir comiendo sólo las raíces y las hojas. La violencia ha afectado la siembra e impedido la cosecha de los cultivos. Las reservas de alimentos existentes han sido destruidos o saqueadas. Los mercados estaban cerrados y las carreteras son intransitables debido al conflicto. La temporada de lluvias está actualmente en curso y la “temporada de escasez” anual agrava la crisis alimentaria. (AP) (22/7/2014 Agencia Fides)


Compartir: