VATICANO - “La alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz”

miércoles, 27 noviembre 2013

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) – “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús… En esta Exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos, para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años”. Inicia con estas palabras le Exhortación apostólica “Evangelii gaudium” del Santo Padre Francisco “sobre el anuncio del evangelio en el mundo contemporáneo”, publicada en la conclusión del Año de la Fe, que recoge los frutos del Sínodo de los obispos sobre “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana” celebrado del 7 al 28 de octubre de 2012.
El amplio documento se articula en cinco capítulos, una introducción y una conclusión dedicada a “María, Madre de la evangelización”. Como explica el mismo Pontífice en el texto (n.17), “he optado por proponer algunas líneas que puedan alentar y orientar en toda la Iglesia una nueva etapa evangelizadora, llena de fervor y dinamismo. Dentro de ese marco, y en base a la doctrina de la Constitución dogmática Lumen gentium, decidí, entre otros temas, detenerme largamente en las siguientes cuestiones: a) La reforma de la Iglesia en salida misionera. b) Las tentaciones de los agentes pastorales. c) La Iglesia entendida como la totalidad del Pueblo de Dios que evangeliza. d) La homilía y su preparación. e) La inclusión social de los pobres. f) La paz y el diálogo social. g) Las motivaciones espirituales para la tarea misionera”.
En el tercer capítulo, dedicado al anuncio del Evangelio, el Papa escribe en el n.120: “En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero… Todo cristiano es misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús; ya no decimos que somos «discípulos» y «misioneros», sino que somos siempre «discípulos misioneros». Si no nos convencemos, miremos a los primeros discípulos, quienes inmediatamente después de conocer la mirada de Jesús, salían a proclamarlo gozosos: «¡Hemos encontrado al Mesías!» (Jn 1,41). La samaritana, apenas salió de su diálogo con Jesús, se convirtió en misionera, y muchos samaritanos creyeron en Jesús (Jn 4,39). También san Pablo, a partir de su encuentro con Jesucristo, «enseguida se puso a predicar que Jesús era el Hijo de Dios» (Hch 9,20). ¿A qué esperamos nosotros?” (SL) (Agencia Fides 27/11/2013)


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