ASIA/SIRIA - El “Califato” de Saraqib, donde fue asesinado p. Murad

martes, 2 julio 2013

Idlib (Agencia Fides) – El gobernatorado de Idlib se ha convertido en “el califato de Saraqib”. La región de Idlib, en el noroeste de Siria, entre Aleppo y Hama, controlada por facciones islamitas de los rebeldes sirios, es el territorio donde está la Iglesia latina de San Antonio de Padua de Ghassanieh en el pueblo de Jisr el-Choughour, donde fue asesinado el sacerdote sirio p. Murad Francois. En la actualidad, la ciudad de Idlib, capital del gobernatorado, está en manos del ejército regular sirio, pero el territorio de los alrededores está controlado por bandas rebeldes, con una fuerte infiltración del grupo yihadista “Jabhat al-Nusra”, que fuentes de Fides clasifican como “uno de los más exageradamente fundamentalistas”. Son esas facciones que tienen un solo objetivo declarado: establecer un “califato” islámico en el que hay una ley restrictiva que no permita siquiera la presencia de los “infieles” (“kafir”).
“Han convertido el Islam en una ideología de limpieza étnica” dice a Fides Farid, activista social, musulmán sunita de Siria, de la ciudad de Idlib, que dice estar “sorprendido y preocupado por la situación: todos tenemos miedo”.
“Se trata de una nueva edición del fundamentalismo islámico, el más restrictivo de la historia”, dice Farid. Los grupos islamitas han erigido “capital del califato”, la ciudad de Saraqib, donde ha sido proclamado un Emir y creado también un tribunal islámico, el único tribunal competente para cualquier litigio que aplica estrictamente la sharia como fuente única de la ley. “El hecho es que el juez supremo es un hombre rudo y para nada erudito, era un obrero, y trabaja con otro juez que viene de Arabia Saudita”, dice Farid.
“En esta situación, inconcebible para la historia y la tradición de Siria, todo es posible. Vivimos en un clima de terror e inseguridad. Es posible que se produzcan decapitaciones - explica - porque para esta ideología los infieles deben ser decapitados. Para otros delitos menores, los hombres son mutilados de sus miembros, golpeados y azotados. Basta una fatwa y cualquier abuso de los derechos humanos se convierte en legal, especialmente con las minorías como los cristianos, alauitas, ismaelitas, chiítas, drusos, pero también con los mismos musulmanes sunitas. Los islamitas disponen libremente de la vida de las minorías religiosas. Las minorías son salvadas sólo por 'clemencia' si pagan la jizya, el impuesto a la mayoría musulmana”. Una situación insostenible: “La población civil siria - dice Farid - no puede soportar este clima de fundamentalismo, ajeno a nuestra cultura y nuestra sociedad”, dice Farid, lanzando una pregunta “¿Dónde vamos a terminar?” (PA) (Agencia Fides 2/7/2013)


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