EUROPA/ITALIA - La música sacra habla a todo el mundo: un pueblo que no sepa cantar no es ya tal.

lunes, 24 mayo 2004

Roma (Agencia Fides) - “Consérvese y cultivese con sumo cuidado el tesoro de la música sacra y promuévanse con diligencia las scholæ cantorum, sin descuidar la participación activa de los fieles", dice la Sacrosanctum Concilium en el capítulo dedicado a la música sagrada. Un concierto que tuvo lugar el viernes 21 de mayo en la iglesia de Santa Prisca en Roma, ha querido valorizar precisamente una parte de este patrimonio. Piezas de Juan de Palestrina magistralmente interpretadas por la Schola romana ensamble. Más que un concierto, ha sido una zambullida en el Renacimiento hacia el redescubrimiento del genio artístico católico. La Missa Brevis, las Lamentaciones, los Ofertorios, El Cantar de los Cantares, han sido solo algunas de las piezas interpretadas. Nos ha impresionado el cuidado de los datos técnicos con que el maestro Stefano Sabene, director del Schola, ha hecho cantar las músicas, logrando ofrecer, con una desarmante espontaneidad, la variedada densidad polifónica de la música de Palestina. Una música envolvente, a pesar del reducido número de voces, fruto evidente de un trabajo serio y realizado en profundidad.
Un pueblo, para ser tal, tiene que saber cantar. Un pueblo que no tenga cantos, que no tenga música, que no vibre ni se conmueva ante una creación musical que la propia tradición le haya entregado, ya no es nada, no existe más. Un pueblo unido, cuando se encuentra, canta. Así, en la tradición de las tribus africanas, en las costumbres de las poblaciones nómadas del medioriente hasta las poblaciones indígenas de la América Latina. Así, es en la cultura del pueblo cristiano que, desde los primeros siglos de su vida, siempre ha cantado. Desde siempre en la Iglesia, el arte y por lo tanto también la música, ha acompañado la vida de los creyentes, ayudándoles a rezar, a menudo expresando lo que su corazón no era capaz de formular con palabras humanas.
He aquí, pues, la importancia de un complejo como el Schola romana ensamble que, con competencia y propiedad, nos ayuda a no perder lo que la tradición de la Iglesia nos ha transmitido, recordándonos quiénes somos, cual es nuestra tradición, cual la belleza y profundidad que nuestros padres han sabido idear y transmitir. Ciertamente, cada pueblo tiene su tradición, su música pero este última, aun siendo diferente e incluso lejana de la sensibilidad de otras poblaciones del planeta, precisamente porque es arte, creación del genio artístico, puede y tiene que comunicar algo a todos.
Del mismo modo nosotros de Fides, que nos ocupamos cotidianamente de las misiones, no podemos no tomar en consideración la enorme tradición musical que cada población tiene y también de allí, una de las formas expresivas más altas del hombre como es la música, profundizar y conocer más a fondo la riqueza de los pueblos que cotidianamente encontramos. (P.L.R) (Agencia Fides 24/5/2004; Líneas: 33; Palabras: 482)


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