VATICANO - El Papa canoniza a 6 beatos: “La paz verdadera es fruto de la victoria de Cristo sobre el poder del mal, del pecado y de la muerte. Cuantos le siguen fielmente se convierten en testigos y constructores de su paz

lunes, 17 mayo 2004

Ciudad del Vaticano (Agencia Fides) - En el VI Domingo de Pascua, 16 de mayo, el Santo Padre, Juan Pablo II celebró la Eucaristía en el sagrado de la Basílica Patriarcal Vaticana y procedió a la Canonización de 6 Beatos: cuatro presbíteros, una religiosa y una laica, madre de familia. “Mi paz os doy” (Jn 14, 27). En el tiempo pascual, escuchamos con frecuencia la promesa de Jesús a sus discípulos, dijo el Santo Padre. La paz verdadera es fruto de la victoria de Cristo sobre el poder del mal, del pecado y de la muerte. Cuantos le siguen fielmente se convierten en testigos y constructores de su paz. Desde esta perspectiva, me complazco en contemplar a los nuevos santos, que la Iglesia presenta hoy a la veneración universal: Luigi Orione, Annibale Maria Di Francia, Josep Manyanet y Vives, Nimatullah Kassab Al-Hardini, Paola Elisabetta Cerioli, Gianna Beretta Molla”.
El Santo Padre delineo después el perfil espiritual de los nuevos Santos. San Luigi Orione “hombre totalmente entregado a la causa de Cristo y de su Reino” no se dejó vencer por los sufrimientos físicos y morales, fatigas, dificultades, incomprensiones y obstáculos de cualquier tipo. “El corazón de este estratega de la caridad no tuvo fronteras porque fue dilatado por el amor de Cristo”.
El amor al Señor empujó a Annibale Maria di Francia, a dedicar toda su existencia al bien espiritual del prójimo. A sus hijos espirituales les dejó la tarea de entregarse con todas sus fuerzas para que la oración por las vocaciones fuera “incesante y universal”.
San José Manyane fue un verdadero apóstol de la familia. “Inspirándose en la escuela de Nazaret, realizó su proyecto de santidad personal y se dedicó, con entrega heroica, a la misión que el Espíritu le confiaba. Para ello fundó dos Congregaciones Religiosas. Un símbolo visible de su anhelo apostólico es también el templo de la Sagrada Familia de Barcelona”.
Hombre de oración, enamorado de la Eucaristía, a la que le gustaba adorar durante largo tiempo, San Nimatullah Kassab Al-Hardini constituye “un ejemplo para los monjes de la Orden Libanesa Maronita, así como para sus hermanos libaneses y para todos los cristianos del mundo. Se entregó totalmente al Señor con una vida de grandes renuncias, mostrando que el amor de Dios es la única fuente de alegría y de felicidad para el hombre”.
Al contemplar a la Sagrada Familia, Paola Elisabetta “intuyó que los lazos de parentela son sostenidos y cimentados cuando se comparten los valores de la fe y de la cultura cristiana... Estaba convencida de que los hijos, para crecer con seguridad y fuerza, tienen necesidad de una familia sana y unida, generosa y estable”.
Siguiendo el ejemplo de Cristo, que “habiendo amado a los suyos... los amó hasta el extremo” (Jn 13, 1), esta santa madre de familia “se mantuvo heroicamente fiel al compromiso asumido el día de la celebración de su matrimonio. El sacrificio extremo que selló su vida testimonia que sólo quien tiene el valor para entregarse totalmente a Dios y a los hermanos se realiza personalmente”.
“Las vicisitudes terrenas de estos seis nuevos santos nos alientan a perseverar en el propio camino, confiando en la ayuda de Dios y en la protección materna de María. Que velen desde el cielo ahora por nosotros y nos apoyen con su poderosa intercesión”.
Al termino de la Santa Misa, antes de rezar el Regina Caeli, Juan Pablo II dirigió su saludo a los numeroso fieles presentes para la canonización. En particular invocó la intercesión de San Nimatullah Kassab Al-Hardini para que sus compatriotas libaneses “prosigan el camino de la paz y la fraternidad” y a los peregrinos de lengua española les pidió “el caminar por la vida de la santidad” siguiendo el ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret. (SL) (Agencia Fides 17/5/2004 Líneas: 48 Palabras: 668)


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