AMERICA/MEXICO - “Una Iglesia pobre nos alienta a no pasar de largo junto al afligido, sino a peregrinar, siguiendo los pasos de Jesús, el Buen Samaritano” afirma el Presidente del CELAM al cerrar las celebraciones por el XXV aniversario de la Conferencia de Puebla

viernes, 20 febrero 2004

Ciudad de México (Agencia Fides) - En la clausura de los actos conmemorativos del XXV aniversario de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (Puebla1979), desarrollado en Puebla del 12 al 15 de febrero, los 40 Obispos llegados desde las diversas naciones de América Latina, junto a numerosos Obispos mexicanos han participado en una Solemne Concelebración Eucarística de Acción de Gracias el domingo 15 de febrero, en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América.
El Card. Francisco Javier Errázuriz, Arzobispo de Santiago de Chile y Presidente de la Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) en su homilía reveló que hoy, a pesar del gran desarrollo que experimentan numerosas naciones de América, “el Continente sufre, la Iglesia sufre con el dolor de los pobres que no tiene ni siquiera el pan para compartir”. Partiendo de la enseñanza que surge del trozo evangélico de las Bienaventuranzas (Mt 25,35), el Card. Errázuriz, afirmó que son muchas las victimas de esta injusticia y “la Iglesia está llamada a hacer del mandamiento de la caridad el principio de su actuación, tiene el deber ineludible de llamar con fuerza a la puerta de los corazones de tantos hermanos, autoridades, de sistema políticos y económicos, de católicos para que puedan saciar el hambre de tantos hermanos con sus talentos, con su creatividad ad, compartiendo sus bienes y emprendiendo el camino de una economía fundada en la solidaridad y dando trabajo”. Además del hambre de pan material en el mundo de hoy existe otra gran hambre de justicia, de paz, de reconciliación, de espiritualidad que en el fondo es un profundo anhelo de Dios. El Cardenal, expresó de pues su amargura porque ante la búsqueda sincera de Dios por parte de muchos en América Latina, no siempre se ha dado una respuesta adecuada: “Cuantos ... buscando respuestas, han confiado sus ilusiones y fuerzas a ideologías y corrientes de pensamiento contrarias a la fe. No pocos han justificado la violencia como respuesta y solución a los flagelos de la injusticia, de la pobreza y de la marginación que hieren dramáticamente a nuestros pueblos”. La Iglesia ,esforzándose en crecer en la fidelidad al Señor de la vida, no ha cesado de buscar y de dar respuestas, partiendo del deposito de la fe a estos múltiples interrogantes, iluminando con la palabra de Vida las vicisitudes de nuestro pueblo americano, añadió el Purpurado.
“Una Iglesia pobre nos alienta a no pasar de largo junto al afligido, sino a peregrinar, siguiendo los pasos de Jesús, el Buen Samaritano, para comprender y estar cerca de quien sufre la pobreza y la marginación, de quien está fuera del desarrollo... para anunciarles el tesoro de las bienaventuranzas”. (RZ) (Agencia Fides 20/2/2003 Líneas: 35 Palabras: 484)


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